Esta es la historia de (nombre) y es una historia de miedos e inseguridades. Es el testimonio de alguien que sufre, de alguien que se siente culpable y se odia a sí mismo, de alguien que no se reconoce. Esta historia es la de (nombre) pero también la de las miles de personas que sufren trastorno límite y pese a todo lo que pueda parecer, es ante todo, una historia valiente. Es un grito de esperanza ya que, al querer compartirla con nosotros está ayudando a muchas personas en la misma situación a comprender qué es lo que les sucede y a poder tomar medidas. Es una historia con final feliz porque hoy día el TLP tiene tratamiento y el 90% de las personas que lo siguen llegan a tener una vida normalizada y a mantener la sintomatología bajo control.
«A veces me pregunto por qué tuve que nacer. Cuánto me gustaría ser una molécula invisible en el espacio, poder visualizar los actos de la gente y juzgarlos desde arriba. Cuánto me hubiese gustado no haber existido nunca, no haber conocido a nadie. Tan sólo flotar en una habitación oscura. ¡No tendría que buscarle una explicación al concepto de vivir! Porque no estaría, ni muerta; sería el ser más insignificante del universo y no podría llorar por ello. Tampoco sentiría ninguna emoción, ni tantos sentimientos extremos y contrarios de un minuto para otro. No me levantaría de la cama pensando en la manera más óptima de quitarme la vida. No lloraría cada vez que pienso en lo que pudimos ser y no fuimos.
¿De qué sirve estar alegre si voy a volver a estar triste en unas horas? ¿De qué sirve el amor si no es para desangrarse lentamente y lamentarse por una despedida que nunca termina?
Si no existiera no podría amar, pues no sentiría nada. Y si yo no amo y nadie me ama, nadie me dejaría y yo no me sentiría la persona más abandonada, horrible y culpable del mundo por no poder mantener lo que quiero y por explotar de ira desmesurada en momentos menos oportunos. No tendría que odiar y amar al mismo tiempo y nadie se confundiría por mis actos polarizados sin sentido alguno. No me miraría al espejo sin reconocerme, sin tener miedo de mi reflejo. Ni romper el cristal por odiarme y hacerme daño con los pedazos.
No tendría que pensar en la mejor manera de terminar con todo esto porque no habría empezado nada. No hubiese vivido lo que he vivido, no hubiese sufrido lo que he sufrido y no podría recordar en este preciso instante todo lo que me ha llevado hasta aquí. Ni todo el dolor que siento, las ganas de llorar que padezco. Ni tu mirada rompiéndome en pedazos, sentir que vuelvo a existir con tu abrazo.»
Este relato es el día a día de una persona con TLP. El miedo al abandono, la inseguridad, la impulsividad, la imagen negativa de sí mismo y la depresión son algunos de los síntomas, sin embargo, actualmente el trastorno límite de personalidad tiene tratamiento y las personas que lo padecen pueden mejorar si cuentan con un buen apoyo profesional, familiar y de su entorno más cercano.
¿Cómo se trata el trastorno límite de personalidad? O bien con psicoterapia o bien con terapia de diálogo; además en Amai TLP damos la facilidad de hacer una primera entrevista tanto online como presencial. Si quieres saber más sobre el trastorno límite puedes leer otra de nuestras publicaciones en dónde hablamos del trastorno límite de personalidad. Así mismo, encontrarás más información en nuestra web o llamando a nuestro número de teléfono 914 483 281.