Proyecto Residencia
Un espacio seguro
La Residencia Terapéutica para personas que padecen Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es un proyecto que busca brindar una atención integral y especializada a las personas afectadas por este trastorno. La residencia contaría con una relación terapéutica intensiva y seguimiento continuado, con el objetivo de prevenir conductas impulsivas y adictivas peligrosas. Además, ofreceríamos talleres de formación laboral para ayudar a las personasque padecen TLP a insertarse en el mercado laboral.
El proyecto de residencia está planteado para conseguir un alojamiento adecuado, con al menos 10 camas y un equipo de al rededor de 20 profesionales médicos especializados en el tratamiento de un diagnóstico de TLP. Nuestro objetivo será ofrecer un ambiente seguro y acogedor donde las personas que padecen TLP puedan recibir tratamiento y apoyo en su proceso de recuperación.
Sin embargo, para llevar a cabo este proyecto, necesitamos obtener financiación. Estamos buscando inversores interesados en apoyar este proyecto y ayudar a las personas que padecen TLP a obtener una vida mejor. Además, también estamos buscando colaboración con instituciones públicas y privadas para lograr nuestra misión.
La Residencia Terapéutica para personas que padecen TLP es una iniciativa que busca mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por este trastorno y ofrecer una atención integral y especializada. Con tu ayuda, podremos llevar a cabo este proyecto y ayudar a las personas que padecen TLP.
Cifras principales
El objetivo del proyecto residencial para pacientes con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es posibilitar la rehabilitación psicológica y la reinserción social de estas personas.
Los componentes básicos del tratamiento que solo una unidad residencial puede ofrecer son:
- Relación terapéutica intensiva y con seguimiento continuado
- Prevención activa de conductas impulsivas y adictivas peligrosas
- Separación de ambientes perniciosos, tanto de los entornos antisociales como de las situaciones familiares en las que la dependencia y la hostilidad se han convertido en un factor pernicioso para el tratamiento.
Todos estos aspectos se escapan a los tratamientos proporcionados en unidades ambulatorias o en hospitales de día, e incluso en comunidades terapéuticas que no pueden alcanzar estos objetivos por su limitado tiempo de estancia. Las unidades ambulatorias pueden proporcionar terapia psicológica orientada al aprendizaje de la regulación emocional y de habilidades interpersonales básicas. En el hospital de día, los pacientes aprenden a desarrollar roles, sentido de la identidad propia, habilidades de autorregulación emocional y de la conducta interpersonal y autoconocimiento vocacional. No obstante, es frecuente que todo lo aprendido parezca inexistente cuando el paciente tiene que enfrentarse a sus ambientes social y familiar sin el apoyo de estas unidades terapéuticas. Esto ocurre en un número importante de pacientes con trastorno límite de la personalidad que debemos considerar graves, caracterizados por una severa limitación funcional. Dicha limitación puede deberse a la propia patología del paciente, como la impulsividad grave o los rasgos narcisistas, o bien a la existencia de disfunciones importantes en las dinámicas de relación familiar o en el entorno social. Por lo común, estos pacientes vuelven a situaciones de dependencia familiar mórbida, a veces parasitaria, al aislamiento social con falta de amigos y de relaciones estables, al fracaso laboral y, en ocasiones, a la frecuentación de entornos relacionados con el consumo de drogas.
Es por tanto el paso terapéutico asociado a la reintegración social el que está frenando los procesos terapéuticos para la recuperación de estos pacientes. Este escalón terapéutico es el más desatendido actualmente por los servicios públicos. Se han potenciado en los últimos años los recursos para el tratamiento médico y psicológico en estos pacientes, pero hay una carencia casi completa de recursos de reintegración social. El paciente con trastorno de personalidad grave carece de la identidad propia y de la automotivación necesarias para poder aplicar lo aprendido en las terapias psicológicas. Necesitan por ello un soporte terapéutico más directivo y más estructurado, en el que se les va guiando por los pasos necesarios para la rehabilitación y se les proporcionan además algunos elementos básicos como la vivienda, el taller y las relaciones sociales que por sí mismos no son capaces de alcanzar. En este aprendizaje supervisado y guiado, el joven con trastorno límite de la personalidad puede encontrar su identidad, su dirección y, con ello, su curación.
Información relevante
La actividad de la residencia tiene que traducirse en la rehabilitación personal y social de personas jóvenes que estaban condenadas a la cronicidad clínica, a la incapacidad funcional y al desarraigo social.
Las familias no tendrán que soportar toda la carga de la enfermedad y con la recuperación de los pacientes mejorarán también las dinámicas familiares.
Allí donde no había familias, la residencia permitirá alejar a estos jóvenes de la marginalidad y de los entornos antisociales.
Objetivos
1
Proporcionar alojamiento en régimen residencial controlado con el objetivo de dirigir y supervisar la interacción social de los pacientes.
2
Proporcionar tratamientos médicos y psicológicos grupales e individuales dirigidos a mejorar el autoconocimiento, la calidad de las relaciones interpersonales y el autocontrol.
3
Proporcionar talleres de formación vocacional y laboral dirigidos a la adquisición de una autonomía funcional completa de los pacientes.
Acciones
Dotarse de unas casas acondicionadas para la residencia de cincuenta personas y del patrocinio necesario para el mantenimiento continuado del mismo.
Proveerse de recursos humanos necesarios.
Diseñar y ejecutar un plan de integración de la Unidad Residencial en los ámbitos sociales y laborales. Se establecerán alianzas funcionales con empresas y organizaciones sociales que se concreten en acciones reales de reintegración laboral y profesional (contratos en empresas, trabajos protegidos y supervisados, integración en ONGs, colaboración en los servicios sociales de ayuntamientos y comunidades).
Programación de actividades
La Unidad residencial funcionará como una comunidad terapéutica dirigida y supervisada. Los ocupantes deberán realizar las tareas de cuidados, limpieza y mantenimiento de la residencia, recibiendo asistencia externa solamente para los servicios especializados de cocina y reparaciones especiales. Las tareas de cuidados y conservación de la residencia forman parte del programa terapéutico en el apartado de hábitos de autonomía y fomento de la convivencia social.
Ingreso
El ingreso en la unidad será voluntario, con solicitud e informe de derivación por parte de un especialista sanitario. La decisión final de ingreso será del equipo evaluador de la unidad.
La estancia en la unidad será limitada a un máximo de dos años. En este tiempo el paciente habrá adquirido la capacidad de desempeñarse con suficiente autonomía en el medio social. En casos especiales se prolongará la estancia un año más si se considera que es necesario para lograr el objetivo terapéutico final. En los casos en que no se consiga la rehabilitación se buscará la derivación a otros dispositivos terapéuticos.
Régimen de actividades
La estancia diaria de los pacientes se dividirá en:
- Tareas propias de la residencia.
- Actividades terapéuticas médico-psicológicas.
- Tiempo libre organizado.
Los horarios de actividades serán establecidos por el equipo terapéutico y serán de cumplimiento obligatorio. El conjunto de actividades estará formado por:
- Tareas de limpieza y orden. Los residentes se ocuparán de la limpieza de sus propias habitaciones y realizarán por turnos la limpieza de los espacios comunes.
- Servicio auxiliar de cocina.
- Tareas de conservación y arreglos generales que no requieran servicios especializados.
- Jardinería, mantenimiento y limpieza de los espacios comunes (cocina, limpieza, jardinería, lavandería, etc.).
- Actividades de terapia grupal una sesión diaria.
- Sesiones de terapia individual. Una sesión semanal.
- Entrenamiento en habilidades interpersonales. Una sesión semanal.
- Terapia ocupacional y vocacional, talleres de formación. Dos semanales.
- Actividades de ocio organizadas. Una por semana.
- Tiempo libre.
- Salidas externas. Diarias, con horarios especiales por días y condicionadas por la situación clínica y las necesidades de la comunidad terapéutica.
Fases del tratamiento
La estancia en la residencia tiene que entenderse como un proceso de desarrollo personal en el que se sucederán unos estadios clínicos determinados hasta la consecución del estadio de autonomía personal.
El primer escalón terapéutico (6 meses) estará orientado a la adquisición de hábitos saludables de autocuidados, autocontrol, constancia, orden y participación en la comunidad. Será el período marcado por el establecimiento de un vínculo sólido y estable con la comunidad y por la desactivación de los vínculos patógenos con el entorno ambiental.
El segundo peldaño (12 meses) estará centrado en la adquisición de un núcleo de identidad personal consistente, tanto en lo personal como en lo vocacional. Deberá emerger una autoconciencia de sí mismo dentro del grupo y una conciencia de vocaciones y motivaciones vitales.
El tercer peldaño estará orientado a la reintegración real en el medio, mediante la preparación específica en habilidades profesionales y la participación progresiva en dispositivos externos (empresas, ONG, servicios sociales, etc).
Recursos necesarios
Inmuebles: Casas acondicionadas para cincuenta personas, con habitaciones individuales, espacios comunes de comedor (x2), salones de estar (x2), sala de juegos, sala de reuniones y proyecciones, despachos de consulta terapéutica (x5), cuartos de enfermería y supervisión (x7), jardines exteriores, pistas deportivas y espacio para celebraciones religiosas. Además de espacios para cocinas, lavandería y servicios generales de mantenimiento de la residencia.
Fungibles: Gastos de material propios de conservación y mantenimiento de un centro residencial.
Recursos humanos: médico psiquiatra (x1), psicólogos especializados (x4), enfermería especializada (x5), terapeutas ocupacionales (x3), asistentes sociales (x2), personal auxiliar (x5), personal de seguridad (x9).