TLP: Qué es
Trastorno TLP
Dentro de la investigación genética se ha demostrado cierta heredabilidad, el 35% en gemelos monocigóticos y el 15% en dicigóticos (Torgensen, 2000). Además existe una línea de investigación sobre los genes implicados en la serotonina (neurotransmisor que regula los estados de ánimo y reduce la agresividad), en esta línea se ha mostrado una relación existente entre la agresión impulsiva y la actividad serotoninérgica reducida.
Dentro de la investigación en neuroanatomía destacan la realizada sobre el lóbulo frontal y la amígdala. El lóbulo frontal de pacientes con diagnóstico de TLP tiene un volumen significativamente reducido, concretamente un 6,2 (Lyoo et al, 1998) lo que explicaría los síntomas impulsivos y anomalías cognitivas que son funciones de esta región.
En cuanto a la amígdala, se ha demostrado que presenta un volumen bilateral reducido, Driessen (2000) afirma que podría ser un 16% más pequeña en mujeres con TLP y trauma prematuro, sugiriendo que las experiencias traumáticas pueden generar cambio en esta estructura.
Sin embargo ninguna de las investigaciones ha resultado concluyente por lo que lo que se deduce es que los pacientes con este diagnóstico pueden haber nacido con una vulnerabilidad genética que se observa en sistemas cerebrales deficientes en la regulación de impulsos y la afectividad.
Y autores tan destacados como Otto Kernberg que considera que el trastorno tiene su origen en la subfase de reacercamiento dentro de la de fase de separación-individuación, entre los 16-30 meses. En ese momento el niño no interioriza la presencia de la madre como constante, temiendo que las separaciones terminen con la desaparición de la misma. Eso generará que esa ansiedad por separación sea revivida en la adultez por falta de imágenes internalizadas estables de apego, lo que generará regresiones a estados del yo más primarios.
Teoría del apego
Bowly (1988) define la conducta de apego como una propensión instintiva, mostrada por los humanos y otras especies superiores, a buscar seguridad en la cercanía a un individuo específico percibido como protector, en situaciones donde se dispara el miedo u otros sentimientos asociados con la percepción de vulnerabilidad.
Hay cuatro estilos de apego:
- el seguro
- el inseguro evitativo
- el inseguro ambivalente
- el desorganizado
El inseguro ambivalente y el desorganizado son los que se relacionan con el TLP. En el apego ambivalente el niño desarrolla ansiedad e incertidumbre sobre cuándo poder depender o no de sus padres porque no están seguros de lo que pueden esperar. Esta ambivalencia crea una inestabilidad en la relación padre-hijo que continuará en futuras relaciones. Este tipo de apego se relaciona con TLP sin rasgos disociativos.
En el apego desorganizado, las conductas de los padres son fuentes de miedo en el niño o desorientación y sus necesidades no son satisfechas. Este tipo de apego se relaciona con el TLP con sintomatología disociativa. Basándose en los estudios de Winnicott y Bowlby, Peter Fonagy postuló que el fallo de los cuidadores a la hora de responder a los estados mentales del niño era la causa de sus futuras dificultades para conocerse a sí mismo y empatizar con los demás.
Esto produciría en estos sujetos una dificultad para mentalizar que lo haría vulnerable de padecer un Trastorno Límite (Gunderson, 2009). Con el concepto mentalizar, Fonagy se refiere a interpretar los estados mentales subyacentes (intenciones, sentimientos y pensamientos) de los comportamientos propios y de los demás (Rodríguez y Murias, 2006; Mosquera y González, 2011). Esta problemática del cuidador hacia la futura persona con Trastorno Límite de la Personalidad, explican Mosquera y González (2011) se daría por una relación de apego inestable y caótica generadora de un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas.
En este último caso, se conoce que se han diagnosticado de manera conjunta entre un 8 y un 18% de los casos, ya que ambos diagnósticos comparten como síntoma principal la inestabilidad afectiva, además comparten otros como la impulsividad o la tendencia al suicidio. Sin embargo, la inestabilidad afectiva en el Trastorno Límite de la Personalidad se describe como cambios de humor mucho más rápidos y menos duraderos, en el Trastorno Bipolar en cambio, pueden durar semanas o incluso meses.