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Cuando Adrián, mi psicólogo de AMAI, me propuso ir a La Berzosa, no podía ni imaginar por un momento lo que significaría para mí esta experiencia. Siempre me ha encantado la naturaleza y por tanto, desde el principio lo tuve claro: Iría. Pero lo que no sabía es que me daría tanta fuerza…

Escrito por: Juan Manuel Sánchez Moreno

La salida de Madrid fue el 19 de junio de 2017. Cuanto más nos acercábamos a nuestro destino más contento estaba.  Y cuando llegamos después de haber contemplado los paisajes y ver en el sitio donde estábamos, mi ilusión estaba en el 10. Tenía muchos retos por delante, pero también una de las experiencias más enriquecedoras de los últimos años.

Uno de los primeros retos vino de la mano de las dinámicas de por la tarde: Trabajo en equipo. Yo soy una persona con mucha inseguridad social y relacionarme con personas es para mí un mundo, a pesar de que cuando logre controlarla no se me de mal del todo. Pero reto conseguido, las dinámicas salieron estupendamente y el músculo social comenzó su entrenamiento intensivo. Después hicimos una barbacoa y hubo ya tiempo libre para que cada cual hiciera lo que quisiera.

El 20 de Junio fue el día de las Piraguas. Unos cuantos retos enriquecedores tuvieron lugar aquí. Y unos paisajes impresionantes, la verdad… Primeramente diré que si no voy a la piscina en invierno es porque en la piscina cubierta no hay ninguna parte donde no cubra y me da miedo. Así que imaginaros la primera impresión al verme rodeado por un montón de agua que cubre, encima de una Piragua…

Íbamos por parejas y a mí me tocó con dos compañeras  y con Luis, uno de los Psicólogos de AMAI que vinieron junto a Belén y Adrián. También pude montar en mi último reto del día en una Piragua individual. Al principio he de reconocer que se me daba fatal, pero con la ayuda de Luis y una compañera, fui cogiéndole el truco a lo de remar y al final no se me dio mal. Como principal reto tuve que superar muchos miedos, lo cual me enriqueció mucho, especialmente navegar solo en una Piragua individual, que era lo que más miedo me daba. Y ya se sabe que cuanto mayor es la dificultad, mayor es la recompensa…

El 21 de Junio fue el día de la ruta a caballo. Para mi era un día especial porque yo estudié hace años para dedicarme al mundo ecuestre, y por diferentes motivos no he podido realizar ese sueño que tenía(y que en cierto modo tengo pendiente). Cuál fue mi sorpresa que mi estado de nerviosismo era tal que tenía un miedo terrible. Pensé muchas veces en decirle a alguno de los psicólogos de parar y volverme, pero decidí seguir. Mi caballo era tranquilo, pero quería ir de los primeros, y no se llevaba precisamente bien con el caballo de otro compañero. Y a la vuelta, cuando el caballo de mi compañero intentó cocear al mío, saqué lo que tenía dentro y dije interiormente: “Hasta aquí he llegado”. Y entonces en vez de coger las riendas con una sola mano como nos habían dicho, las cogí con las dos, como yo había aprendido hace años, dí una vuelta con el caballo girando sobre nosotros mismos y la confianza volvió. Decidí guiarme por mí mismo y no por lo que me habían dicho. Y ya a partir de ahí no hubo más miedo. Creo que esta es una lección muy importante no solo para mi, sino para cualquier persona. Si confiáramos más en nosotros mismos que en lo que nos dicen los demás  otro Gallo cantaría… Después de la ruta visitamos también Buitrago de Lozoya y nos volvimos al Albergue hasta el día siguiente.

El 22 de Junio fue el día de bañarse en Las Presillas. Fue un día yo creo planeado un poco para descansar, pues ya era el último día. Estuvimos bañándonos, jugando, el que quiso andar anduvo y el que quiso tomarse un refresco o un helado se lo tomó…

El día 23 de Junio nos volvimos a Madrid. Tengo la sensación de haber vivido una experiencia muy corta pero intensa; dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno, así que supongo que La Berzosa será así: Dos veces buena. He querido centrarme en los retos superados, especialmente el de los caballos, porque creo que la vida en sí misma es uno. Y creo que una característica esencial en la vida, es la lucha constante por la superación personal de uno mismo. Sé que a veces no se tienen ganas de nada, pero aún así, en esos momentos, siempre se puede recurrir al humor y decir: “¡Eh, mirad, no tengo ganas de nada, soy un zombi!” y reírnos un rato. Es un buen planteamiento, creo. Así que si queréis superaros y crecer como personas, no lo dudéis: Venid a La Berzosa 2018. Y planteároslo no como diversión o pasatiempo, sino como reto. No os arrepentiréis.

Esta salida fue posible gracias al apoyo de La Caixa

 

AMAI TLP

AMAI TLP, es la Asociación Madrileña de Ayuda e Investigación al Trastorno Límite de la Personalidad.