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La oxitocina es una hormona que se produce en el hipotálamo. Y que, cuando se libera al riego sanguíneo a través de la pituitaria, juega un papel muy importante en diversas funciones físicas y aspectos emocionales.

¿Qué es la Oxitocina?

Es un neuropéptido muy estudiado desde su descubrimiento a principios del siglo XX y debe su nombre a las palabras Oxys y Tokos. Estas palabras significan “parto rápido” puesto que inicialmente solo se conocía su papel regulador en las contracciones uterinas. Actualmente sabemos que la oxitocina, además de sus funciones en la reproducción, parto y lactancia, funciona como un neurotransmisor en el cerebro. Puesto que regula respuestas emocionales y conductas pro-sociales. Es la hormona que está más íntimamente relacionada con las conductas de apego, la empatía y la creación de vínculos .Tanto en las relaciones paternofiliales, como en las de pareja y amistad, por lo que es popularmente conocida como “la hormona del amor”.

Puesto que ya hay bastantes estudios que respaldan que hay una disfunción en el sistema límbico en el TLP, es natural preguntarse:

  1. Qué pasa con la oxitocina en pacientes con este trastorno
  2. Si este hecho podría explicar algunos de los síntomas, sobre todo los relacionados con los problemas de relación
  3. De ser así, ¿La administración de oxitocina sintética podría ayudar a mejorar la calidad de vida a personas con TLP?

En este artículo intentaremos responder a estas preguntas, con base a algunas recientes investigaciones hechas al respecto.

 

Oxitocina y TLP

Existen varios estudios comparativos que arrojan bajos niveles de oxitocina en pacientes diagnosticados con TLP. Por poner un par de ejemplos: en 2013 Bertsch y su equipo compararon a mujeres con y sin diagnóstico de TLP, encontrando menores niveles de oxitocina en las mujeres diagnosticadas con este trastorno que las del grupo control. Mismos resultados que encontraron Carrasco et al (2020) cuando estudiaron a 53 sujetos, de entre 18 y 55 años, con diagnóstico de TLP con severidad de moderada a alta en comparación con el grupo control compuesto por 31 sujetos sin síntomas de TLP. 

Puesto que es un hecho comprobado que hay menos cantidad de oxitocina en personas con TLP, cabe suponer, y así lo sugieren algunas revisiones (por ejemplo, Brüne, 2015), que este fenómeno está asociado con un aumento de los mecanismos defensivos. Y también, con conductas evitativas, es decir, que acaba afectando al individuo en sus relaciones interpersonales y en la regulación emocional. La persona que padece TLP tiene una mayor tendencia a la desconfianza y a la susceptibilidad. Esto produce distorsiones cognitivas (como la personalización, el pensamiento todo o nada, o la magnificación). Y esto, le lleva al sufrimiento emocional al sentirse criticada, juzgada o incomprendida.

 

Esto puede explicarse por la función de la oxitocina en las conductas prosociales y en la regulación del estrés:

En circunstancias normales, la modulación de las relaciones que existen entre el límbico – hipotálamo – hipófisis – corteza adrenal, hace que la oxitocina esté involucrada en la codificación de recuerdos sociales positivos. Así como también, en el incremento de la confianza interpersonal y en las conductas altruistas.  La función de la oxitocina en este caso es inhibir la activación de la amígdala. Esta reacciona a los estímulos amenazantes, lo cual ocasiona que se elevan los aspectos positivos de las situaciones y también de las personas. Por otro lado, tenemos que la oxitocina se eleva cuando nos encontramos en situaciones extremadamente seguras o junto a personas que nos brindan confianza. Por el contrario, la oxitocina se reduce cuando percibimos peligro o alguien nos inspira desconfianza, por lo que la amígdala funciona haciendo ponernos en alerta.

Sin embargo, sabemos por estudios de resonancia magnética que la amígdala de pacientes con TLP tiene un menor volumen. Y que, ante la presencia de estímulos emocionales, existe una hiperactivación de ésta (Quattrini et al, 2019, Herpertz et al, 2001 y Donegan et al, 2003). También se ha encontrado que las personas que padecen TLP reaccionan con mayor activación de la amígdala al presentarles estímulos neutros o aversivos que las personas que no lo tienen. Y que además muestran menos confianza y seguridad ante imágenes placenteras.

Si los estudios arrojan cambios en la estructura y funcionamiento de la amígdala, sumados a un nivel disminuido de oxitocina, podemos deducir que la función de esta hormona como moduladora de la activación de la amígdala no se produce como debería. Resultando en que hay una mayor percepción de peligro, de desconfianza y tendencia a percibir los aspectos negativos de las personas y situaciones. 

 

¿Es la oxitocina la única responsable de estos efectos?

Nuestro cerebro es tan complejo, que estamos lejos de entender completamente el impacto de este neuropéptido en la disregulación emocional. Aunque la literatura arroja resultados esperanzadores respecto al uso de la oxitocina para mejorar la empatía, la confianza y favorecer otras conductas prosociales en personas afectadas con TLP. En un estudio donde se aplicó oxitocina intranasal a mujeres con TLP, se concluyó que su administración puede disminuir la hipersensibilidad de la amenaza social. Y por lo tanto reducir la conducta de ira y agresividad (Bertsch et al 2013).

Existe una revisión elaborada por Servan, Brunelin y Poulet (2018) donde comparan los resultados de 52 artículos científicos buscando encontrar la correlación de la oxitocina y cognición social en personas con TLP (específicamente  en las variables: reconocimiento de emociones, confianza y cooperación). En ella, concluyeron que la oxitocina tienen un impacto beneficioso en el reconocimiento y discriminación de emociones. Así como, en la reducción de la hipervigilancia hacia amenazas sociales, excepto en perfiles con problemas para confiar en otros y con déficits en cooperación; ya que en éstos se agrava la inestabilidad emocional.

 

¿Cómo impacta la Oxitocina en nuestro estado anímico?

La oxitocina por sí sola, no puede considerarse como la panacea para mejorar la cognición social. No hay que caer en el error de creer que si aumentamos sus niveles tendremos más bienestar emocional y emociones de tranquilidad. Puesto que, aunque sí tiene un importante papel modulando la amígdala y por tanto reduciendo el estrés y la ansiedad, no siempre es así. Hay investigaciones que apuntan a que no únicamente la oxitocina está conectada con la relajación o la estabilidad psicológica. Un estudio encontró altos niveles de hormonas de estrés y de oxitocina en ratones que habían sido separados de su grupo. Mientras que otro, descubrió altos niveles de oxitocina y cortisol entre mujeres que tenían problemas en las relaciones sociales y dinámicas negativas con su pareja.  Por tanto, se cree que las sensaciones displacenteras relacionadas con el abandono, los celos y la desconfianza, también pueden estar provocados por descargas de oxitocina.

En realidad, la forma en que la oxitocina impacta al estado de ánimo depende de las circunstancias ambientales y el contexto que nos rodea. Algunos investigadores concluyen que, bajo condiciones de bajo estrés ambiental, la oxitocina puede ayudar a tener una sensación de bienestar; pero en situaciones adversas, hace que la persona sienta angustia por necesitar más contacto social. 

 

Conclusión

Es una realidad que hay menos liberación de oxitocina cuando se padece TLP, y que este hecho produce hipersensibilidad y estado de alerta aún en situaciones neutras. Así como: déficit en la interpretación de señales sociales, desconfianza y dificultades para vincular y cooperar. Pero el buscar incrementar sus niveles no es una solución mágica e infalible para conseguir el bienestar emocional. Puesto que la manera en que la oxitocina afecta a los estados emocionales, depende de la interacción con el medio ambiente. Si estamos en un ambiente seguro, donde sabemos que no se nos hará daño (por ejemplo, en la consulta con tu psicólogo), puede ayudar a mejorar la lectura de las claves interpersonales, a mentalizar mejor y a favorecer un vínculo fuerte. Pero la oxitocina también puede llevar a sentir desazón, tristeza, añoranza, melancolía, ira o celos, cuando nos encontramos en situaciones ambientales desfavorables.

 

Rosalba Miramontes

Rosalba Miramontes es Licenciada en Psicología, especializada en Orientación Familiar y Maestra en Ciencias especializada en Fisiología por la Universidad de Colima (México). Es psicóloga habilitada para ejercer en el área Sanitaria, experta en Trastornos de Personalidad por la Asociación Española para el Fomento y Desarrollo de la Psicoterapia y con un máster en TLP por la Universidad Complutense de Madrid; además de poseer habilitación por parte de la Comunidad de Madrid para ejercer como Directora de Centros de Servicios Sociales. Tiene más de 20 años de ejercicio profesional tanto en el área clínica como en docencia y coordinación de proyectos comunitarios.