¿Cuál es la diferencia entre un Psicólogo y un Psiquiatra?

14 Oct, 2020

En la intervención y trabajo en Salud mental existen dos profesiones que a menudo confluyen y en torno a las cuales se generan potenciales creencias erróneas o confusión. Los términos psicología y la psiquiatría en ocasiones son entendidos como homólogos o sinónimos, cuando no necesariamente no lo son.

¿Porqué hay debate sobre ello?

Esto podría explicarse en buena medida por los puntos de convergencia y las similitudes que existen entre ambos abordajes clínicos. La formación especializada en materia de Salud mental proporciona a ambos profesionales un conocimiento integral del funcionamiento mental. Esto hace que, para tratar numerosos trastornos, se antoje necesario, en muchos casos, el trabajo conjunto de psiquiatras y psicólogos.

Teniendo en consideración la profundidad y complejidad de la mente humana y la multiplicidad de factores involucrados en el sufrimiento y el bienestar psicológico, es necesario y fundamental perseguir la búsqueda de un tratamiento adecuado. Ajustando la intervención a las necesidades específicas de cada paciente o persona afectada. Por este motivo, como se citaba anteriormente, es común, aunque no estrictamente necesario, que ciertas intervenciones en Salud mental requieran una coordinación entre ambos profesionales (psiquiatras y psicólogos) para maximizar los beneficios terapéuticos.

¿Cuál es la diferencia entre un psicólogo y un psiquiatra?

Siguiendo esta línea de pensamiento y, con el objetivo de facilitar una atención óptima a las demandas de las personas afectadas, cobra especial importancia dar a conocer, garantizar la comprensión y el discernimiento de las diversas especialidades de Salud mental. Así como explicar de qué modo se trabaja en cada una ellas.  Como se comentaba previamente, la psiquiatría y la psicología tienen objetivos comunes o convergentes en materia de Salud mental. Grosso modo ambas especialidades buscan, fundamentalmente, aliviar el malestar o sufrimiento y mejorar la salud mental, el bienestar psicológico y la calidad de vida de la persona afectada.

Primera diferencia

La primera diferencia reseñable entre la psiquiatría y la psicología reside en el hecho de que, pese a tener objetivos comunes, el abordaje terapéutico o los métodos empleados para lograr dichos objetivos son divergentes. Esta diferencia podría encontrarse ya desde la base o el origen de ambos enfoques de trabajo terapéutico. Ya que el psiquiatra y el psicólogo tienen diferente formación.

De una parte, los psiquiatras estudian medicina y se especializan en las enfermedades mentales. El sufijo «-iatría» se refiere al estudio del tratamiento médico y alude al concepto de curación. Aunando ambos afijos, psiquiatría se entendería como la medicina de la mente (“psi” o psique).  En otras palabras, el psiquiatra tiene una formación en medicina y una especialización en trastornos psiquiátricos. Su enfoque generalmente es médico y, por tanto, se focaliza o incide especialmente en los aspectos orgánicos o físicos de los trastornos  mentales.

El psiquiatra se ocupa de tareas como la prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la mente y de las enfermedades mentales. La psiquiatría utiliza principalmente la farmacología (prescripción de fármacos) como herramienta de trabajo. La finalidad u objetivo primordial de esta prescripción es la de aliviar el sufrimiento de la persona afectada, mejorando los síntomas de los trastornos psicológicos. No obstante, algunos profesionales de la psiquiatría también realizan intervención con psicoterapia.

Otras diferencias

De otra parte, en psicología el prefijo “psi” deriva de la palabra latina “mente” y «-logía» se refiere al estudio de un tema, significa “teoría” o “ciencia”. Podemos definir entonces la psicología como la “ciencia de la mente”. Es, por tanto, la disciplina académica que implica y aplica el estudio científico de los procesos y el comportamiento mental. Los psicólogos atienden y trabajan con los conflictos. Además de con las dificultades psicológicas desde una comprensión del comportamiento humano. Realizan la intervención terapéutica centrándose especialmente en las dimensiones del pensamiento, la emoción y la conducta.

En la terapia psicológica se trabaja ayudando al paciente a escuchar, comprender y resolver los conflictos y las dificultades que experimenta consigo mismo y su entorno. Para, a través de ese conocimiento, aprendizaje y crecimiento personal, obtener bienestar psicológico.

Un psicólogo

El psicólogo enfoca el problema del paciente desde la perspectiva de la adaptación y la funcionalidad. Se centra en establecer las causas del trastorno. Y en estudiar los factores que han convertido su conducta en patológica. Para ello, explora con el paciente hipótesis explicativas en sus rasgos de personalidad. Además de en su infancia, su desarrollo evolutivo, su condición fisiológica o su entorno.

El psicólogo, independientemente de su especialización, tiene como objetivo principal conectar al paciente con su bienestar emocional y psicológico. Para ello, en el espacio de terapia, a través de la relación terapéutica y mediante el empleo de técnicas y el uso de habilidades, trata de ayudar al paciente a responsabilizarse de su situación. Y a resolver sus conflictos para así mejorar su malestar y relación con uno mismo y los demás. Asimismo, proporciona al paciente herramientas para que sea capaz de mantener en el tiempo. Y también, extrapolar a otros espacios los cambios logrados durante la intervención.

Un psiquiatra

El psiquiatra trabaja analizando e incidiendo en las anomalías del funcionamiento mental. El trastorno en psiquiatría puede ser considerado, analizado e intervenido terapéuticamente como una anomalía o un mal funcionamiento del organismo. Como puede ser, por ejemplo, un desequilibrio químico cerebral.

El psiquiatra, al tener formación médica y trabajar con el funcionamiento neuroquímico del cerebro, está habilitado para recetar fármacos. Como parte de la evaluación de los pacientes, los psiquiatras son de los pocos profesionales de la Salud mental que pueden recetar medicamentos psiquiátricos (ansiolíticos y antidepresivos son los más frecuentes).

Por consiguiente, el enfoque psiquiátrico aborda los problemas de Salud mental. Y se centra en aliviar el sufrimiento de la persona a través de la prescripción y seguimiento de la pauta psicofarmacológica. Realizando los ajustes pertinentes en búsqueda del modelo adecuado para cada paciente y su situación personal. Además, puede prestar atención médica y admitir ingresos hospitalarios, realizar exámenes físicos. Además de solicitar e interpretar pruebas de laboratorio, electroencefalogramas y estudios de imágenes cerebrales.

¿Cómo es en España?

En España, cuando se asiste al médico de atención primaria y se le expone un problema de Salud mental, este puede solicitar una derivación al psiquiatra o al psicólogo. Dependiendo de la magnitud y la naturaleza del problema de Salud mental. Pero un paciente puede ser derivado a un espacio psicológico sin ser necesariamente derivado a la consulta de un psiquiatra. No obstante, y como se mencionaba anteriormente, psiquiatra y psicólogo pueden realizar, en ocasiones, una intervención conjunta y coordinada. De una parte, el psicólogo trabajará con la conducta y el bienestar cognitivo-emocional de la persona. De otra parte, el psiquiatra se responsabilizará de la prescripción y supervisión de la medicación correspondiente. Con el objetivo de buscar la reducción o remisión del malestar y los síntomas.

¿Existe alguna diferencia más?

Por lo demás, la intervención psicológica y la psiquiátrica también difieren en la estructura y organización temporal del trabajo. Estos dedican distinto tiempo a sus pacientes cuando acuden a la consulta.

Por regla general, los psicólogos suelen realizar intervenciones semanales que tienen una duración que oscila entre los 45 y los 60 minutos. Esta duración podría ser explicada por la necesidad de requerir de suficiente margen de tiempo para profundizar en el conflicto psicológico. Además de realizar las debidas técnicas de intervención.

Los psiquiatras usualmente no acostumbran a extenderse más allá de los 20 minutos. Y las visitas tienden a ubicarse de forma más espaciada en el tiempo que las psicológicas. Se encargan de saber cómo ha evolucionado el paciente desde que le prescribió la medicación. Su tarea central es analizar la relación del paciente con su pauta médica. Además de como ajustarla a tenor de los progresos de la persona y mantener las revisiones periódicas.

Una metáfora puede ser de utilidad para comprender la complementariedad entre estas dos disciplinas: «La Salud mental no es diferente a la Salud física, y, por tanto, el dolor emocional no es muy diferente al que se siente al romperse una pierna, por ejemplo».

Por regla general si uno se rompe una pierna acudirá a un profesional de la Salud para buscar ayuda. La persona afectada acudirá a un médico que le atenderá para analizar e identificar el malestar (en este caso la fractura de la pierna). Y le pautará un tratamiento y/o administrará medicación para lidiar con el dolor. Y tratar de mejorar o revertir los síntomas asociados (función similar a la que realiza el psiquiatra). Continuando con la analogía, una vez se inicie la recuperación y los síntomas se hayan estabilizado, la persona puede iniciar una rehabilitación. Con el fin de que progresivamente pueda adaptarse a la situación y/o recuperar la funcionalidad y el estado de Salud y bienestar. Este sería el trabajo homólogo al que realiza el psicólogo.

Conclusiones

En definitiva, como conclusión reflexiva cabe resaltar de lo expuesto previamente que, pese a que, psiquiatra y psicólogo persiguen la consecución de un mismo objetivo, la mejoría del estado psicológico del paciente, lo hacen por vías diferentes. El psiquiatra recetará medicación para reajustar los niveles de determinados neurotransmisores y mejorar la sintomatología mientras que el psicólogo trabajará con técnicas de intervención psicológicas para tratar de favorecer el autoconocimiento y el crecimiento personal.

En última instancia cobra especial importancia recordar que la búsqueda y la solicitud de ayuda terapéutica es una elección personal y reside en uno mismo la decisión de acudir a uno u otro profesional de la Salud mental, en función de las necesidades y preferencias personales. En cualquier caso, el profesional de la Salud, independientemente de la especialidad que lo avale, deberá abordar el problema con el máximo respeto. Y generando un espacio de escucha y confianza y que vele en todo caso por la comprensión de y hacia su paciente. Así como a su situación y su autonomía para tomar decisiones. En todo caso, ambos profesionales podrán colaborar entre sí, siempre en búsqueda del mayor beneficio del paciente.

Acerca del autor

Alejandra Araluce

Alejandra Araluce

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Alejandra Araluce es licenciada en Psicología, experta en en la corriente de la Psicoterapia Sistémica y en el Trastorno mental grave y enfoques ocupacionales. Actualmente dirige el taller de Funcionamiento y autonomía.

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