#PersonasAMAITLP
Carmen Romero
¿Por qué voy a terapia?… porque la necesito. Durante muchos años pensé que iba a terapia solo como un proceso de trabajo y crecimiento interior, pero he tenido que asumir que tengo un problema mental y que necesito la terapia. No me gusta. No me gusta ir, porque siento que pierdo mi poder, que soy dependiente y cada vez que asisto a una sesión he de enfrentarme a la verdad de que soy una enferma mental. Y esta expresión en mí tiene todavía mucho peso.
Pero la necesito, me guste o no y sigo yendo, porque la terapia me ayuda a conocerme, a quererme, a sentirme valiosa, a enfrentarme a mis sombras, conocerlas y aprender a gestionarlas para que no me dañen ni a mi ni a los demás, y también me muestra mi lado positivo y luminoso.
Voy a terapia porque necesito un anclaje, saber que hay una persona que entiende lo que me pasa y que me va a ayudar a gestionarlo y sobre todo, voy a terapia porque tengo miedo, porque a veces mis procesos mentales me arrastran a un infierno del que si voy a ser capaz de salir sola. A veces la simple certeza de que tienes cerca una sesión es un alivio para un dolor emocional que puede ser insoportable.
Voy porque necesito aprender a gestionarme, porque las cosas más simples me suponen un auténtico caos y un esfuerzo sobrehumano. Porque a veces mi confusión mental hace que lo cotidiano sea casi imposible.
Voy porque la necesito, porque sufro Trastorno Bipolar y TLP y porque no sé hacia donde me dirigiría si no tuviera la terapia y sobre todo, voy porque me aferro a la confianza de que me va a ayudar a vivir de un modo mucho más pleno.