Divorcios y separaciones como acontecimiento vital estresor

16 Nov, 2021

En la actualidad los divorcios y las separaciones son un acontecimiento vital absolutamente normalizado e integrado en la sociedad por lo que en sí mismos no son un evento disparador o desencadenante de ninguna conducta desadaptativa, sin embargo se ha establecido como un factor ambiental que desarrollado de una determinada manera puede ser un factor de riesgo para patologías como el trastorno límite de personalidad.

En sí mismos representan una forma de libertad, de segunda oportunidad y de buscar solución a una situación que está generando erosión y daño para las personas que toman esa decisión, sin embargo el divorcio puede vivenciarse como una situación de estrés para el menor al percibir como se rompe una estructura conocida con roles definidos que hasta ahora le proporcionaba una seguridad.

Si esto, además se gestiona de forma abrupta o impulsiva, generando inestabilidad e incertidumbre, también existe una falta de estructura y de límites, así como una falta de comunicación, terminando muchas veces por convertirse en un conflicto de fuego cruzado en el que los menores se convierten en un arma arrojadiza, el contexto ya resulta invalidante y dañino para el niño y puede suponer un elemento estresor que puede terminar generando fallas en la estructura de personalidad.

Por tanto, el cómo es fundamental en estos procesos, es decir es importante entender que el vínculo que se establezca con el menor a raíz de la separación es definitorio para la situación emocional del mismo.

Generalmente en estos procesos una de las dos partes pasa a un segundo plano en el ámbito emocional, es decir esta menos presente y disponible para el niño, incluso en muchas ocasiones trata de compensar esa ausencia en lo instrumental, con premios materiales entendiéndolos como sustitutivos. A esto añadimos la falta de comunicación entre progenitores que termina produciendo una enorme inestabilidad al niño, ya que no entiende cual es el marco en el que tiene que moverse, que es lo que está bien y lo que está mal, en definitiva cuales son los límites.

Por tanto es fundamental entender que aunque exista una realidad de separación sentimental con respecto al otro, existe un proyecto vital común que es la crianza, donde es importante remar en una misma dirección, con consenso. Cuando cada uno de los progenitores actúa sobre sus puntos de vista diferentes, terminan anulando el efecto de los esfuerzos mutuos y el resultado típico es el aumento de la tensión y resentimiento entre los miembros de la familia, así como la falta de progreso en la superación del problema.

También entender que los dos progenitores tienen la misma importancia en el proceso evolutivo del menor y que ninguno es prescindible, por tanto debería favorecerse siempre la relación con el otro para una crianza adaptativa, funcional y sana.

Acerca del autor

Ana Cabadas

Ana Cabadas

Psicóloga en AMAI TLP

Psicóloga general sanitaria con formación avanzada en terapia sistémica y familiar y EMDR. Posee una amplia experiencia en Trastorno Mental Grave trabajando como psicóloga en clínicas de neuropsiquiatría. Coordina el taller grupal de jóvenes.

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