La comunicación no verbal, simplificando al máximo su definición, es aquella comunicación que se produce más allá de las palabras. Ya sean estas palabras habladas o escritas.
La comunicación no verbal enfatiza y por lo general da coherencia a lo que se expresa en palabras.
Este es un proceso que por lo general sucede de forma inconsciente. Y al que además, no solemos prestar especial atención. Ya que requeriría manejar tantas variables que lo hacemos de forma automática. Y así, poder centrarnos en lo que decimos y en cómo lo decimos.
Para las personas diagnosticadas de Trastorno Límite de Personalidad: Las relaciones interpersonales, la confianza personal, las emociones, la autoimagen, la identidad y el control que uno tiene de sí mismo son los ejes principales en los que la comunicación no verbal puede aparecer. Y lo hace como una preocupación añadida si uno se centra en pensar en todo aquello que no controla.
En todo momento estamos comunicando y proyectando información acerca de nosotros mismos. Así como de nuestras emociones y de la confianza o desconfianza que nos generan las situaciones en las que estamos o las personas con las que nos relacionamos.
Cómo se manifiesta la comunicación no verbal
La comunicación no verbal está principalmente en la capacidad de observación e interpretación de las personas con las que nos relacionamos. Todos y en todo momento estamos ofreciendo información acerca de nosotros mismos. No podemos dejar de hacerlo, así de forma inconsciente. Y en algunas ocasiones, por parte de algunas personas de forma consciente se registra y se responde ante esta información.
Cómo nos movemos y nos manejamos en el espacio es uno de los aspectos de la comunicación verbal que nos da información acerca de la confianza y seguridad de una persona. Además de sobre la autoridad y jerarquía frente a otras personas en un mismo espacio, o de la apertura y disponibilidad para la interacción. Como a todos nosotros y en especial las personas que padecen TLP en función de cómo se encuentren emocionalmente pueden actuar de una u otra manera. Por ejemplo, oscilar entre sentarse en una sala en el lugar más lejano donde poder pasar desapercibido o buscar inconscientemente lugares donde poder ser el centro de atención. Básicamente se utiliza esta comunicación como una forma para expresar como uno quiere que se le trate.
La indumentaria proyecta en la mirada del otro una identidad y una imagen que es construida desde las experiencias y prejuicios más personales del que observa. La forma en la que vistes se ha de relacionar con la situación en la que estás y condiciona inconscientemente lo que la gente va a esperar de lo que dices.
Los gestos y especialmente como las manos refuerzan y enfatizan lo que comunicas con palabras. Forma parte de lo que todos utilizamos como información clave inconsciente para construir un esbozo de lo que es la personalidad de quien está hablando. Los gestos, la expresividad facial y el movimiento de las manos acompañan y enriquecen la comunicación de la parte emocional. Esta se transmite a través del tono y el volumen con el que se habla.
La mirada es la parte más importante de la comunicación no verbal y se gestiona de forma continua a un nivel inconsciente. La mirada es la que cuida el canal de la comunicación . Y además, se asegura de recoger el feedback de aquello que estamos diciendo.
De forma automática e inconsciente buscamos los ojos de nuestro interlocutor. Sólo los ojos cuando es una conversación estrictamente formal. Luego utilizamos los ojos y la boca cuando es una conversación informal. Y los ojos, la boca y parte del pecho cuando es una conversación más íntima y personal.
Relación entre la comunicación no verbal y el Trastorno Límite de la Personalidad
En el trabajo de psicoterapia con los pacientes que padecen Trastorno Límite de la Personalidad se intenta que la principal preocupación no sea como controlar todo lo que uno puede estar proyectando y comunicando más allá de las palabras. Sino lo que se busca es que uno entienda mejor como interpreta la comunicación verbal y no verbal de las situaciones y personas. Y ya desde ahí, facilitar que uno se encuentre confiado y seguro y que haya una comunicación coherente y adecuada ante las circunstancias y las personas con las que uno se relaciona.
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