Cuando nuestro familiar es diagnosticado de trastorno límite de personalidad y lleva un tiempo sufriendo corremos el riesgo de que nuestra vida se desmorone y pasemos a no tener vida propia si no a moldearla en función de las necesidades de la persona afectada.
Primer punto a tener en cuenta
Si bien es cierto que una parte fundamental del tratamiento del paciente es el apoyo social de su entorno, es importante hacerlo de la manera adecuada. Lo primero y más importante que un familiar debe hacer es recibir información científica y no sesgada sobre el diagnóstico. Recurriendo a fuentes clínicas y a expertos que nos puedan describir con exactitud en qué consiste dicho diagnóstico.
Este paso es fundamental, ya que existen falsos mitos sobre el TLP que parecen atribuir cierta intencionalidad a la persona afectada, como si hubiesen elegido padecerlo para hacer daño. Y eso solo nos apartará de la realidad y nos generará sentimientos muy negativos hacia nuestro familiar.
Segundo punto
El segundo paso sería, de la mano también de expertos buscar una implicación en el proceso de nuestro familiar desde el aprendizaje, adquiriendo pautas y herramientas que faciliten la convivencia y la comunicación con el afectado. Siempre en consonancia con los profesionales al cargo del tratamiento.
Pautas a destacar
Dentro de esas pautas caben destacar:
- Mantener las rutinas tanto como sea posible (trabajo, ocio, bienestar)
- Evitar el aislamiento social y mantener relaciones de calidad
- No asumir toda la responsabilidad de la persona afectada sino tratar de que esta la asuma de manera gradual (no hacerle la comida todos los días, hacer su cama, pedirle citas)
- En los conflictos o en crisis manifiestas, tratar de no desgastarse haciendo apreciaciones o personalizaciones y esperar a momentos donde la persona esté más receptiva y pueda escuchar.
- Evitar escaladas en momentos de crisis, no aumentar el tono de voz ni el tono corporal y salir del espacio si la situación se complica habiendo pactado previamente esta consecuencia..
- No asumir roles que no me correspondan (médico, psicólogo, farmacéutico)
- Pedir ayuda en momentos en los que nuestra integridad o la de la persona afecta esté en peligro (112)
- Buscar ayuda profesional para gestionar mi malestar
- No plantear consecuencias o ultimátums que no vayamos a cumplir, ya que generan más conductas desafiantes.
- En la comunicación: claridad, concisión y contundencia desde un lenguaje de cariño y apoyo emocional.
- Buscar el consenso con los otros miembros de la familia para que la estructura sea siempre la misma y sea estable.
- Trabajar la capacidad de escucha evitando las minimizaciones, juicios o suposiciones. Fomentar la pregunta, mostrar interés o comentarios empáticos.
- Buscar momentos de comunicación con el afectado evitando temas de conversación de control (terapia, medicación, alimentación, rutinas) y favoreciendo temas más superficiales o de interés del afectado fuera de la enfermedad.
Conclusiones
Por tanto para que este proceso no fragmente nuestra vida ni nuestro sistema familiar es imprescindible seguir al pie de la letra las pautas y las indicaciones de los profesionales. No ponerse en segundo lugar de manera permanente y priorizar nuestra salud y bienestar. Porque para poder cuidar de nuestro familiar necesitamos estar cubiertos con los cuidados mínimos así como tener cierta estabilidad afectiva y emocional para poder sobrellevarlo.