Cómo afrontar las fiestas

29 Dic, 2021

En estas fechas tan señaladas es común las reuniones familiares, las cenas navideñas de empresa, las liturgias de carácter religioso, pero estos eventos pueden venir acompañados de muchas presiones, tensiones y en ocasiones de conflictos y dificultades.

En estas líneas, pretendo esclarecer algunos consejos para afrontar estas vicisitudes, además, de ofrecer alguna explicación para entender y confrontar estas tesituras.

Según el DSM-V (Manual diagnóstico de los trastornos mentales) el trastorno límite de la personalidad, se encuadra dentro de un patrón de inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos. Pero además uno de sus criterios diagnósticos define un carácter de relaciones interpersonales inestables e intensas. Esta condición, es un aspecto a tener en cuenta a la hora de acudir a estos eventos navideños, ya que debemos priorizar siempre nuestro autocuidado. Y en ello, podemos enmarcar también nuestras relaciones personales. 

Otro de los criterios diagnósticos que es importante abordar, es el relacionado con la inestabilidad afectiva determinada por el estado de ánimo. Es más o menos frecuente que en estos eventos navideños, surjan tensiones entre los miembros de la familia, pudiendo esto desencadenar en discusiones o disputas. Y como consecuencia, estas disputas pueden generar inestabilidad en nuestros estados de ánimo. Por ello, es importante saber colocarse ante estas eventualidades y entender que son conflictos de carácter transitorio. Lo que quiere decir que se pueden superar sin caer en una crisis, comprendiendo que debemos sostener nuestra estabilidad emocional en pro de nuestro bienestar. 

Para poder fundamentar nuestro bienestar y autocuidado, ante las posibles dificultades de estas fechas, propongo la siguiente serie de estrategias:

  • Prestar atención a cómo se dicen las cosas: Esto se aplica a todos los miembros que puedan estar inmersos en estas dinámicas. La forma en la que enviamos un mensaje, conforma parte de nuestro “lenguaje no verbal”. Y además, puede determinar el cómo se recibe e interpreta ese mensaje. Ayudando esto a evitar el conflicto.
  • Seleccionar el momento adecuado, no intentar comunicarse cuando la activación emocional, por parte de cualquiera, es manifiesta. Esto fomenta una actitud conciliadora, evitando que el conflicto escale en intensidad e intentando sostener la estabilidad de nuestro estado de ánimo.
  • No juzgar, amenazar, generalizar, reprochar ni culpabilizar. Se pueden manifestar nuestros sentimientos y pensamientos, aunque no sean compartidos por los demás, respetando los puntos de vista diferentes. Este punto sigue una línea conciliadora, promoviendo la asertividad, pero alejando el conflicto, pudiendo comunicar sin agredir. 
  • Asumir nuestra parte de responsabilidad en los malentendidos y evitar meter a terceras personas en los conflictos. En todas las relaciones humanas hay malos entendidos y discordias, pero se debe evitar atribuciones de intención, entendiendo que, en estos eventos con tantas personas, pueden surgir de manera más frecuente. 
  • Disparadores. En determinadas situaciones que generan una reacción intensa y automática, aprender a identificar los eventos que disparan estas reacciones y así será más fácil anticiparlas e intentar que se vuelvan más manejables. Conocerlos ayuda afrontar situaciones conflictivas de forma más eficaz.

Estos mecanismos están centrados sobre todo en el aspecto comunicativo dentro de las dinámicas sociales. En donde debe prevalecer siempre una actitud conciliadora. Además de una actitud de respeto por uno mismo y por los demás, intentando promover la resolución de conflictos. Y, evitando que las situaciones escalen hasta puntos de crisis o de inestabilidad emocional.

Es importante saber que estos eventos, al igual que los sentimientos que pueden venir hilados a ellos, son pasajeros. Por ello, en el caso de que surjan tensiones o inestabilidades, el autocuidado debe ser nuestra premisa principal.

Recordemos que podemos tener la necesidad de pasar un rato solo, con el fin de estabilizarnos emocionalmente o para reducir la intensidad de nuestros estados de ánimo. En el caso de que no podamos hacerlo solos, promover una demanda concreta, la búsqueda de ayuda y apoyo son herramientas muy valiosas para estabilizarnos.  

En estas líneas solo hemos tratado algunas premisas para poder abordar las posibles dificultades de estas fechas tan señaladas, pero hay muchas más. Ser consciente de nuestro estado de ánimo y sostener nuestro bienestar, serán siempre nuestra brújula ante las eventualidades que puedan traer estas situaciones. 

Por último, reseñar la importancia de evitar los excesos, pero siempre intentando pasarlo bien y disfrutar de este tiempo, sea cual sea nuestra condición. El cambio de año, siempre es un buen momento para poder generar un punto de inflexión, para promover cambios y marcar nuevos objetivos.

Acerca del autor

Miguel Ripoll

Miguel Ripoll

Psicólogo en AMAI TLP

Psicólogo general sanitario formado en el Test de Rorschach y test proyectivos; herramientas utilizadas para el psicodiagnóstico. Además posee una dilatada experiencia en Psicoterapia psicoanalítica.

Únete para recibir notificaciones sobre eventos y noticias