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¿Qué es la cognición social?

El estudio de la cognición social pone especial interés en la influencia de la cognición en la socialización de los individuos. Las creencias y las actitudes de las personas también son objeto de análisis de la cognición social.

En líneas generales puede decirse que el foco principal de la cognición social reside en cómo las creencias afectan los procesos cognitivos y cómo estos inciden, a su vez, en el establecimiento de las primeras. De igual manera, se analiza el impacto de la cultura y la pertenencia a distintos grupos sociales en los procesos cognitivos. 

A medida que se crean relaciones sociales queda almacenada información en el cerebro sobre las vivencias experimentadas. La cognición social es el estudio de la forma en la que procesamos dicha información (Adolphs, 1999). Se trata del conjunto de procesos cognitivos y emocionales mediante los cuales se codifica, almacena, interpreta y recupera información de situaciones sociales. En otras palabras, la cognición social hace alusión a los pensamientos recogidos acerca de nosotros mismos, los demás y su comportamiento y las relaciones sociales. En definitiva, este concepto hace referencia al proceso en el que se otorga sentido a toda la información social recabada y cómo se crean y emiten comportamientos influidos por la misma. 

Dentro de la literatura se encuentran varias definiciones de cognición social (Ruiz, García & Fuentes, 2006):

  • “Procesos implicados en cómo la gente piensa sobre ella misma, otras personas, situaciones sociales e interacciones”.
  • “Conjunto de operaciones mentales que subyacen en las interacciones sociales, y que incluyen los procesos implicados en la percepción, interpretación, y generación de respuestas ante las intenciones, disposiciones y conductas de otros.”
  • “Procesos y funciones que permiten a la persona entender, actuar y beneficiarse del mundo interpersonal.”

 

La cognición social en la psicología

En el contexto de la psicología clínica el término cognición social alude especialmente a la capacidad de percibir y establecer vínculos con otras personas.

La cognición social es un tema amplio que es abarcado desde la psicología social hasta la psicología cognitiva, entre otras. En la actualidad, se considera que la cognición social es uno de los modelos y enfoques predominantes de la psicología social. Esta tiene su origen en el movimiento de oposición al conductismo puro. El cual se caracteriza por rechazar la intervención de procesos mentales a la hora de explicar el comportamiento (Skinner, 1974).

Cabe mencionar que dentro de la psicología existen formas diversas de entender la cognición social. Una de las vertientes con mayor peso es la estadounidense (Lewin, 1977). Esta forma de entender la cognición social se centra en el individuo y en sus procesos psicológicos. Desde este paradigma, el individuo construye sus propias estructuras cognitivas a partir de las interacciones con su entorno físico y social.

 

Otra perspectiva con gran impacto enfatiza la dimensión social que tiene el conocimiento.

Según esta premisa, el conocimiento adquirido posee un origen sociocultural, al constituir un aprendizaje compartido en los grupos sociales. El principal exponente de esta idea es Moscovici (1988). Este autor acuñó el concepto de “representaciones sociales” para aludir a las ideas, pensamientos, imágenes y conocimientos que los miembros de una colectividad comparten. Siguiendo esta línea de pensamiento, las representaciones sociales desempeñarían una función doble: de una parte, conocer la realidad para planificar la acción y, de otra parte, facilitar la comunicación social.

Desde este prisma la cognición social brinda especial atención al peso que los estímulos percibidos por las personas cuyo papel es activo. Ya que son agentes de interacción con el entorno, experimentan y procesan para elaborar las interpretaciones sociales. Los sentidos reciben un flujo de información constante que es analizado e interpretado. Como se ha explicado previamente, la cognición social es la forma en que se maneja la gran cantidad de información social que es recibida día a día. Los estímulos y datos que son recogidos por los sentidos son analizados e integrados en esquemas mentales. Los cuales constituyen una guía para la elaboración de pensamientos y potenciales conductas en posteriores ocasiones. De igual manera dichas interpretaciones son contrastadas con la información registrada previamente en la memoria. 

 

De otra parte, existen otros factores que influyen igualmente en el proceso, como las emociones.

Estas también desempeñan un papel condicionante en la cognición social. En este punto cabe recordar que los pensamientos influyen en las emociones, pero las emociones también influyen en los pensamientos (Damasio, 1994). Siguiendo esta línea de pensamiento, mediante la cognición social se pretende otorgar sentido y significado a las emociones, los pensamientos, intenciones y conductas sociales de los demás. Por ende, la interpretación de esta información es la que determinará, en buena medida, la futura conducta social. En este sentido, dicha información representa una poderosa herramienta para comprender y mantener relaciones sociales. 

 

Funciones de la cognición social

Las principales funciones de la cognición social constituyen: el procesamiento emocional (la percepción de las emociones y la identificación y reconocimiento de las mismas, por ejemplo las emociones percibidas según los rostros observados), la teoría de la mente, también llamada la empatía cognitiva (cuya función principal reside en la creación de inferencias sobre los estados mentales propios y ajenos), la percepción social (la valoración de los estímulos sociales) y el estilo atribucional (la capacidad para hacer valoraciones positivas o negativas de determinado suceso o situación) (Ruiz, Garcia & Fuentes, 2006). 

La cognición social puede ser entendida como una de las funciones del lóbulo frontal, este está conformado por las áreas orbital, medial y dorsolateral. Es aquí donde se localizan las funciones ejecutivas, lugar en el que ocurre la planificación, control y regulación de los procesos psicológicos. A modo explicativo en lóbulo frontal se pueden coordinar y seleccionar procesos y optar por diferentes opciones, valorando diferentes conductas posibles para la resolución de un mismo problema. De igual manera en esta área se puede localizar la influencia de las motivaciones e intereses para llegar a determinada meta (Lázaro & Solís, 2008). Teniendo en consideración que el lóbulo frontal es considerado el “centro ejecutivo del cerebro, la alteración de dicho sistema puede tener como resultado diversas consecuencias en la conducta, la regulación de las emociones o la metacognición. En otras palabras, las funciones ejecutivas tales como la planificación, el control conductual, la flexibilidad mental y la memoria de trabajo Así como la mentalización, la fluidez, la conducta y la cognición sociales podrían verse alteradas o mermadas. Dichas dificultades pueden verse exacerbadas en algunas patologías como por ejemplo en la esquizofrenia. (Lázaro & Solís, 2008). 

 

Conclusiones

En última instancia cabe resaltar que diferentes personas pueden asumir distintos comportamientos ante los mismos estímulos. Del mismo modo que distintas personas pueden tener actitudes sustancialmente diferentes frente a los mismos individuos. Se ha propuesto, por tanto, que la manera de percibir y considerar a las personas está influida por un esquema de creencias que cada individuo construye. 

A modo de conclusión, cabe considerar que la definición de cognición social y la evaluación en el potencial desarrollo de patologías aún no goza de consenso en la comunidad científica. En la actualidad la cognición social representa un fenómeno que está recibiendo una creciente atención. Puesto que, como ha quedado expuesto, se trata de una variable que puede afectar potencialmente al funcionamiento social de las personas. Se trata de un tema que merece especial atención y estudio, dado que en el caso de haber un déficit en el área las intervenciones a tiempo pueden resolver muchos problemas conductuales y evitar recaídas en caso de patologías. Por esta razón, entre otras, se han desarrollado nuevas intervenciones que disminuyen las alteraciones sociales; mejorando la calidad de vida de las personas, sus familiares y la inserción en la comunidad (Ruiz, García & Fuentes, 2006). Estas intervenciones además de ayudar al paciente también reportan un beneficio a los familiares y al contexto social donde esté inserto el mismo.

 

Alejandra Araluce

Alejandra Araluce es licenciada en Psicología, experta en en la corriente de la Psicoterapia Sistémica y en el Trastorno mental grave y enfoques ocupacionales. Actualmente dirige el taller de Funcionamiento y autonomía.