Terapia Cognitiva

13 Abr, 2021

Si aplicamos un condicionamiento aversivo (técnica conductual) a una rata, y hacemos coincidir que coma una determinada comida con un producto hermético que la haga vomitar. Esa rata, no va a volver a comer jamás de esa comida, aunque ya no lleve producto hermético. 

Si lo hubiésemos hecho con un ser humano éste volverá a comer esa comida probablemente si es que le gusta mucho, aunque le haga sentir fatal. Entonces, ¿Cómo somos menos prácticos que una rata? La respuesta es: las variables cognitivas

Después de la aparición de la psicología conductual, con el condicionamiento clásico y el condicionamiento operante, es decir lo de los perritos de Paulov y los gatitos de Thorndike. Al ir aplicando las técnicas desarrolladas con seres humanos aparecieron las variables cognitivas que intermedian entre los estímulos y las respuestas.

Cómo pensamos influye en cómo sentimos y cómo actuamos. Esto ya lo había dicho Epicteto, hace muchos siglos. Pero en aquel momento supuso una segunda revolución en el mundo de la terapia conductual.

Los dos principales ejemplos son:

  1. Beck con la triada cognitiva que explica ,sobre todo, la depresión (yo, mi futuro y el mundo, son y serán, muy muy dolorosos y negativos).
  2. El segundo modelo es el de las ideas irracionales de Ellis. Contempla el debate de esos supuestos totalmente falsos e ilógicos que los seres humanos, buscadores de certezas y lógicos, contradictoriamente nos planteamos en nuestra propia vida.

Actualmente la tercera generación ha localizado nuestros pensamientos como episodios privados,  que los aceptamos pero que “no los somos”. Ni nuestros pensamientos, ni nuestros sentimientos, ni nuestros recuerdos, ni nuestras fantasías tampoco. Nada de esto somos nosotros, simplemente los tenemos pero no somos esos episodios privados (ni nuestros pensamientos nuestros sentimientos ni nuestros recuerdos ni nuestras fantasías) 

¿Qué somos entonces?

Somos nuestros compromisos, lo que hacemos o no hacemos, lo que dejamos para los que vengan detrás y que trasciende a nuestro limitado tiempo de vida.

En el Trastorno Límite de la Personalidad se habla mucho de las emociones y, con razón, ya que es un trastorno de inestabilidad emocional. Pero la inestabilidad del pensamiento es también muy significativa; oscilando fronteras psicológicas y emocionales y estableciendo una rígida categorización de la mayoría de las veces dicotómico. por tanto la propia identidad y estructura está inconclusa.

La terapia cognitiva desde su perspectiva más clásica o desde su última generación, se integran dentro de las terapias integradoras para el trastorno límite de la personalidad, para que como todos  aprendamos a  “no comer lo que nos sienta mal” y añadir a modo de mantra Zen: “Así está todo bien”.

Acerca del autor

Antonio Gil Mingoarranz

Antonio Gil Mingoarranz

antonio.gil

Antonio es psicólogo colegiado, tiene un master en Psicoterapia y es psicoterapeuta acreditado por la Asociación de Psicoterapeutas APHICE. Además desarrolla su carrera como profesor del PRACTICUM de Psicología del C.E.S. SAN PABLO CEU y es tutor de prácticas del Master de Psicología Clínica y de la Salud de la UAM. Lleva más de 12 años trabajando en el tratamiento psicológico del área del Trastorno Grave.

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