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Las personas que sufren Trastorno límite de la personalidad (TLP) muestran diferentes alteraciones de la identidad que suponen una serie de características clínicas diversas y que presentan relación con otros síntomas como la dependencia emocional o las autolesiones. 

¿Qué es la identidad?

Si nos atenemos a la definición recogida en el diccionario de la R.A.E. se trata de la conciencia que una persona o colectividad tiene de ser ella misma y distinta a las demás y como término psicológico se refiere al modo en como creamos una recreación mental nuestra a través del tiempo en distintos espacios y ambientes.

 Se trata de un conjunto de metas, actitudes y preferencias que aportan sentido a la existencia y al proyecto de vida del ser humano. Permite que reflexionemos acerca de nuestra continuidad teniendo en cuenta el momento presente, el pasado y el devenir del futuro. Y posibilita que sintamos como propias distintas formas de actuar en relación a diferentes situaciones y contextos. Es importante para sentirnos acompañados por nosotros mismos que exista un diálogo interno que dote de significado a nuestro propio ser y se convierta en un observador de nuestra vida.

Una de las alteraciones de la identidad en personas con TLP es la Ausencia de identidad. Esto tiende a ser crónico e incapacitante y que se traduce a menudo en que la persona no sabe quién es y no posee un proyecto de vida que le defina.  La consecuencia más destacada de la ausencia de identidad es la sensación de vacío que tratan de cubrir de diferentes modos y que conlleva un profundo sentimiento de soledad.  

 

La sensación de vacío es la consecuencia central de la ausencia de identidad y acaba derivando en otras alteraciones de la identidad como las siguientes:

 

  • Identidad simbiótica.

Como seres sociales que somos, poseemos la capacidad innata de crear vínculos con los demás que nos definen en parte. De algún modo, somos también lo que representamos para otras personas y esa necesidad de coexistir nos lleva a establecer relaciones, abriéndose la posibilidad de que en el Nosotros se reconozca tanto al Yo como al Tú. Es necesario que exista un reconocimiento de ambas identidades para que posteriormente de un modo saludable se cree una identidad que englobe a ambas y que estaría formada por el Nosotros. 

Mediante la relación emocional establecemos un vínculo en el que se satisfacen distintas necesidades como la de protección y proteger, cuidar y ser cuidado, querer y ser querido.

En el caso de que exista Ausencia de identidad el Nosotros está formado por el Tú que será quien dote de identidad a la persona que sufre TLP.  El hecho de entregarse por entero al otro les dota de una sensación de pertenencia sintiéndose el máximo responsable de la felicidad del otro.

 De este modo, buscan convertirse en imprescindibles para la persona cuidada disminuyendo el riesgo de abandono por parte de ésta. El otro se convierte en el sentido de su vida y le dota de identidad. 

Existe otro caso de identidad simbiótica en el que el otro es sentido como una prolongación. Y se convierte en un instrumento para conseguir cubrir tanto sus necesidades emocionales como de índole material. 

En los dos casos se produce una dependencia no saludable de la persona con la que establece el vínculo y el síntoma más significativo que surge es el miedo al abandono.

 

  • Identidad contextual.

Las identidades contextuales suponen representaciones de lo que algunas personas que padecen TLP creen que los demás o la sociedad esperan de ellas. Desde su deseo de ser aceptado por el otro, la persona que sufre TLP es capaz de adaptarse a lo que piensa que se espera de él.

En algunos casos, llegan a imitar los modos de hablar, de vestir y las actitudes de la persona o personas por las que desean ser aceptados.

Las personas con TLP que muestran identidades contextuales presentan de base una ausencia de identidad y de este modo llenan el vacío que les genera ésta. 

 

  •  Identidad restringida.

Algunas personas con TLP pueden presentar identidad restringida debido a la ausencia de identidad. Necesitan encontrar un sentido a su vida y de este modo logran dirigir toda su existencia a la consecución de una sola meta. 

Para otras personas que sufren TLP la identidad restringida supone una vía para compensar la baja autoestima sentida en otra área vital.  Al temer no ser capaces de enfrentarse a otras áreas de su vida en las que no se sienten capaces, dirigen toda su energía a un área en concreto.

Es posible también en otros casos que la identidad restringida se encuentre determinada por una inmensa preocupación. Y que la persona que sufre TLP busque adelantarse a las situaciones que puedan surgir, dirigiendo toda su atención en un área específica. En este caso, las personas que sufren TLP, muestran un alto grado de perfeccionismo y una elevada necesidad de control que les supone un acusado agotamiento mental y emocional. 

 

  • Identidad autodevaluada.

La identidad autodevaluada aparece cuando la persona que sufre TLP siente que existe una gran distancia entre como se percibe y quien debe ser. Aparece una disonancia entre la imagen que tiene de mi misma y la aspiración de quien debe ser. La persona, dependiendo de aspecto de la identidad que pretenda satisfacer, se plantea, funcionando como una brújula que guía sus actuaciones. Una serie de cuestiones que rigen su conducta como la imposibilidad de cometer un error cuando realiza cualquier tarea, ser siempre justo en el trato hacia los demás y no ser objeto de ninguna crítica. 

En otros casos, dependiendo del aspecto de la identidad en el que se focalicen, pueden aparecer deseos de ser reconocido como líder, reconocimiento por los logros académicos o intelectuales, ser amado incondicionalmente por su pareja.

Esta distancia percibida entre lo que son y desearían supone una gran fuente de frustración, insatisfacción y autocrítica reiterativa ya que sus altos estándares de perfección les impiden sentirse satisfechos. 

Lo que pretendemos ser, se convierte en una referencia que nos ayuda a contextuar quienes somos. Y lo saludable es que en nuestra identidad no exista una gran distancia entre lo que somos y lo que deseamos ser. Poder ser conscientes de que tenemos un margen de mejora y aceptarnos tal y como somos en este momento, abrazando nuestras virtudes y nuestros defectos como constituyentes de quienes somos. 

 

Conclusiones

Estas son algunas de las alteraciones de la identidad que aparecen en las personas diagnosticadas con TLP y que repercuten desigualmente en ellas. Conviene remarcar la importancia de   embarcarse en un proceso psicoterapéutico que dote a la persona que sufre TLP de un conocimiento acerca de su funcionamiento mental. Y además, le encamine a dirigirse a metas vitales saludables y a conformar una identidad sana que de coherencia a su existencia.

 

Bibliografía

  • Frías, Á. (Ed.) (2020) Alteraciones de la identidad en personas con trastorno límite de la personalidad. Una guía clínica para una psicoterapia colaborativa entre paciente y profesional. Editorial Desclée de Brouwer.