El miedo al abandono en una persona que padece TLP. Claves para comprenderlo y trabajarlo

22 Sep, 2025

El miedo al abandono en el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es una de las experiencias más intensas y difíciles de manejar. En este artículo exploramos cómo se vive desde dentro, cuáles son sus orígenes y estrategias prácticas tanto para quienes lo padecen como para sus familiares y allegados, con el objetivo de comprenderlo mejor y aprender a gestionarlo.

Una experiencia central en el TLP: el miedo al abandono

Dentro del amplio abanico de síntomas que caracterizan al Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), el miedo al abandono ocupa un lugar central. No se trata de una inseguridad común ni de un temor pasajero: es una vivencia intensa que puede condicionar la vida emocional y las relaciones cotidianas. Basta un silencio prolongado, una ausencia no explicada o un cambio en la actitud del otro para que el cuerpo y la mente reaccionen como si la pérdida estuviera ya en curso. Desde fuera, la intensidad de esta reacción puede resultar desconcertante; desde dentro, se experimenta como una auténtica emergencia emocional.

Orígenes del miedo al abandono en el TLP

Este miedo suele hundir sus raíces en la biografía personal. Experiencias tempranas con cuidadores poco accesibles o imprevisibles enseñan a vivir con la expectativa de pérdida. A ello pueden sumarse traumas relacionales, separaciones bruscas o negligencias que dejan una marca duradera. Con el tiempo, la sensibilidad hacia cualquier gesto de distancia se agudiza y pequeñas señales —como un retraso en responder o una mirada esquiva— pueden interpretarse de inmediato como rechazo. En ese momento, la emoción desborda la capacidad de pensar con claridad y se instala la convicción de que el abandono es inminente.

Cómo se vive el miedo al abandono desde dentro

Quien padece TLP no siente este miedo como una exageración, sino como una certeza. El malestar físico, la ansiedad y la urgencia de actuar se combinan hasta que resulta casi imposible no reaccionar. Aparecen conductas como:

  • Insistir en el contacto.

  • Exigir pruebas de afecto.

  • Romper la relación de manera abrupta para evitar el dolor de ser dejado atrás.

La paradoja es que estas reacciones, pensadas para proteger, suelen tensar la relación y aumentar la sensación de vulnerabilidad, alimentando de nuevo el círculo del miedo.

Guía de ayuda para trabajar el miedo al abandono

Lo que puede hacer la persona con TLP

  • Reconocer las señales tempranas: identificar la inquietud física o los pensamientos que anticipan rechazo permite tomar distancia.

  • Nombrar la emoción: expresarla en voz baja, por ejemplo, “siento miedo a que me dejen”, ayuda a diferenciar lo que ocurre en la mente de la realidad.

  • Contrastar con la evidencia: revisar qué pruebas apoyan o contradicen la idea de abandono.

  • Dar tiempo antes de reaccionar: retrasar la respuesta unos minutos ayuda a que la emoción se modere.

  • Registrar la experiencia en un diario: observar patrones y comprobar que muchas anticipaciones no se cumplen.

  • Diversificar apoyos y rutinas: ampliar vínculos y actividades disminuye la dependencia emocional.

  • Cuidar el bienestar físico y emocional: descanso, alimentación equilibrada y actividad física ayudan a manejar la intensidad.

Lo que pueden hacer familiares y allegados

El acompañamiento de la familia y personas cercanas no elimina el miedo, pero puede suavizarlo:

  • Validar la emoción: aceptar que el dolor es real aunque no se comparta la interpretación.

  • Cumplir compromisos y ser coherente: la consistencia genera seguridad.

  • Avisar de cambios y explicar ausencias: previene malentendidos dolorosos.

  • Invitar a la calma: posponer conversaciones tensas permite manejar mejor la situación.

  • Cuidarse uno mismo: reservar espacios propios ayuda a sostener la relación de manera estable.

Conclusión

El miedo al abandono en el TLP es una de las experiencias más duras y características de este trastorno. Tiene raíces en la historia personal, se activa con facilidad y puede llevar a conductas que refuerzan la angustia. Sin embargo, no es inevitable: la persona con TLP puede aprender a reconocer y nombrar sus señales internas, diferenciar entre emoción y realidad, y responder con mayor calma. Los familiares y allegados, al ofrecer acompañamiento basado en claridad, consistencia y validación, contribuyen a crear un entorno más seguro y estable.

Referencias

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  • Fonagy, P., Luyten, P., & Bateman, A. (2018). La mentalización como marco conceptual para el trabajo clínico con pacientes con TLP. Revista de Psicopatología y Salud Mental del Niño y del Adolescente, 32, 65–78. https://doi.org/10.23923/j.rpsmen.2018.32.183

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Acerca del autor

César Fernández-Uribarri

César Fernández-Uribarri

Psicólogo en AMAI TLP - Nº Colegiado: M-35056

Psicólogo sanitario experto en terapia integradora, trauma y apego. Especialista en EMDR y con formación y una dilatada experiencia en problemática Familiar y de Pareja ámbito en el que ha dedicado más de 20 años.

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