Síntomas que alerta de enfermedad mental en jóvenes

10 Mar, 2025

Distinguir entre los cambios naturales de la adolescencia y los síntomas de una enfermedad mental puede ser complicado, ya que ambos pueden manifestarse de manera similar. Sin embargo, hay algunas pautas que pueden ayudar.

Según investigaciones recientes, la mayoría de los trastornos mentales en jóvenes tienden a comenzar antes de los 25 años. De hecho, un estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry encontró que casi la mitad de los primeros trastornos mentales aparecen antes de los 18 años, y una de cada tres personas experimenta su primer trastorno antes de los 14 años.

Es importante tener en cuenta que la adolescencia y la juventud son periodos críticos debido a los cambios significativos en el desarrollo cerebral, lo que puede hacer que estos años sean especialmente vulnerables a la aparición de trastornos mentales.

Cambios Naturales de la Adolescencia

  1. Emociones fluctuantes: Es común que los adolescentes experimenten altibajos emocionales debido a los cambios hormonales.
  2. Búsqueda de identidad: Los adolescentes a menudo exploran diferentes aspectos de su identidad y pueden cambiar de intereses y grupos de amigos.
  3. Deseo de independencia: Es normal que quieran más autonomía y se rebelen contra la autoridad en su búsqueda de independencia.
  4. Cambios en el sueño: Los patrones de sueño pueden cambiar, a menudo queriendo quedarse despiertos más tarde y dormir hasta más tarde.
  5. Curiosidad por el riesgo: Experimentar con nuevas actividades, algunas de ellas riesgosas, puede ser parte del desarrollo.

Síntomas de Enfermedad Mental

Estos cambios naturales pueden convertirse en un problema en función de la persistencia de los comportamientos, de la intensidad de los mismos, y de cómo afecten en la realización de actividades cotidianas necesarias, para el desarrollo adaptativo en sociedad. 

La duración de los síntomas necesarios para considerar un diagnóstico de enfermedad mental puede variar según el tipo de trastorno y la gravedad de los síntomas. Generalmente, los síntomas deben estar presentes durante al menos  6 meses y causar un deterioro significativo en el funcionamiento social, académico o laboral.

Por ejemplo, para trastornos de ansiedad, los síntomas suelen necesitar estar presentes durante al menos seis meses. Para trastornos depresivos, los síntomas deben persistir durante al menos dos semanas y causar un malestar notable. El porcentaje de diagnóstico de trastornos de la personalidad en jóvenes en España es aproximadamente 2-3%. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos trastornos suelen diagnosticarse más comúnmente en adultos jóvenes y adultos, ya que los síntomas pueden no ser evidentes hasta que la persona alcanza una mayor edad.

Por lo que podemos empezar a considerar un problema cuando:

  1. Persistencia y severidad: Los síntomas de enfermedad mental suelen ser persistentes y severos, afectando significativamente el día a día del joven, los manuales psiquiátricos señalan más de 6 meses de duración, pero generalmente cuando llegan a consulta la persistencia de los comportamientos tiene un año o más presente en la vida del paciente. 
  2. Aislamiento extremo: No solo un deseo de privacidad, sino un aislamiento profundo y la evitación de todas las interacciones sociales. Este aspecto hace especialmente complicado poder abordar la situación y favorecer la ayuda de profesionales o amigos. Muchas veces la vergüenza, la dificultad de expresar lo que tiene, ausencia de una persona de referencia con la que poder abrirse, pueden contribuir al aislamiento.
  3. Cambios drásticos en comportamiento y rendimiento: Caídas abruptas en el rendimiento académico, desinterés en actividades que anteriormente se disfrutaban, o comportamientos impulsivos, irascibles e inconsistentes. 
  4. Problemas físicos inexplicables: Síntomas físicos persistentes sin explicación médica, como dolores de cabeza o problemas digestivos.
  5. Cambios extremos en el sueño y el apetito: Insomnio severo, dormir excesivamente, o cambios drásticos en el apetito que afectan el peso y la salud general.

Si los comportamientos o síntomas son persistentes, interfieren significativamente con la vida cotidiana y causan un malestar notable, es importante buscar la opinión de un profesional de la salud mental.

¿Qué tener en cuenta?

Varias situaciones pueden precipitar la enfermedad mental en jóvenes, como por ejemplo los cambios biológicos. La pubertad trae consigo alteraciones hormonales significativas que pueden afectar el estado ánimo y la estabilidad emocional. La presión académica, las demandas escolares y las expectativas sociales pueden generar altos niveles de estrés sobre todo en la adolescencia en la que se juega la capacidad de poder asumir los retos de la adultez aumentado las inseguridades personales, mucho de los comportamientos pueden aparecer cuando llegan los exámenes, cuando finaliza un año académico, o en el momento de entrar en una formación profesional o universitaria.

La constante exposición a redes sociales puede llevar a comparaciones irreales, ciberacoso y adicción a la tecnología. Presión social: La necesidad de encajar en grupos sociales y la presión para conformarse a las normas de los compañeros pueden ser estresantes. Exploración de la identidad: La búsqueda de identidad propia puede ser un periodo de vulnerabilidad emocional. Eventos traumáticos: Experiencias como el bullying, la violencia o el abuso pueden dejar secuelas psicológicas profundas si no se abordan adecuadamente. Conflictos interpersonales con figuras significativas. 

Factores familiares:

Un ambiente familiar disfuncional, problemas de comunicación o la falta de apoyo emocional pueden contribuir a la aparición de trastornos mentales. Situaciones socioeconómicas: La pobreza, la falta de acceso a servicios de salud y la discriminación pueden aumentar el riesgo de problemas de salud mental. Estos factores pueden interactuar y afectar la salud mental de los jóvenes de diferentes maneras. Es importante estar atento a estos riesgos y buscar ayuda profesional si es necesario.

Indicadores que pueden “alertar” de una posible enfermedad mental en jóvenes

Detectar estos signos a tiempo puede marcar una gran diferencia en la vida de un joven. Son variados y pueden incluir cambios significativos en el comportamiento, el estado de ánimo y el rendimiento académico. Aquí hay algunos de los más comunes:

  1. Cambios en el estado de ánimo: Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, irritabilidad o euforia sin razón aparente.
  2. Problemas de concentración: Dificultad para concentrarse en tareas escolares o actividades cotidianas.
  3. Cambios en el sueño y el apetito: Insomnio, dormir demasiado, pérdida o aumento significativo de apetito.
  4. Pérdida de interés/ falta de motivación: Falta de interés en actividades que antes eran placenteras o importantes. Desinterés general en actividades que antes disfrutaba, dificultad para cumplir con responsabilidades.
  5. Problemas físicos: Dolores de cabeza, dolores estomacales o otros síntomas físicos sin causa médica aparente.
  6. Problemas académicos: Baja calificación en la escuela, ausentismo frecuente o dificultad para mantenerse organizado.
  7. Preocupaciones excesivas: Miedos intensos y persistentes sobre situaciones cotidianas. Ansiedad constante, miedo irracional a situaciones cotidianas, comportamientos compulsivos.
  8. Aislamiento social: Evitar actividades sociales o pasar mucho tiempo solo.
  9. Agresividad o irritabilidad: Comportamientos impulsivos, discusiones frecuentes o manifestaciones de ira sin motivo aparente.
  10. Conductas autodestructivas: Autolesiones, abuso de sustancias, o comportamientos riesgosos.

 

Recuerda que cada joven es único, por lo que es importante adaptar el apoyo a sus necesidades individuales.

¿Cómo se expresan los problemas de Salud Mental en Jóvenes?

Los jóvenes que enfrentan problemas de salud mental pueden expresarlo de varias maneras, y a menudo puede ser sutil o indirecto. Aquí algunas frases o comentarios comunes: «Me siento abrumado/a.»: Expresan sentirse sobrecargados por las responsabilidades o situaciones diarias. «No tengo ganas de hacer nada.»: Pueden mostrar apatía o falta de interés en actividades que antes disfrutaban.«No puedo concentrarme.»: Mencionan tener dificultades para enfocarse en tareas o estudios.«Nadie me entiende.»: Pueden sentir que los demás no comprenden sus emociones o situaciones.«No quiero salir.»: Prefieren aislarse y evitar interacciones sociales.«Estoy cansado/a todo el tiempo.»: Manifiestan un cansancio constante, incluso después de dormir.«Todo parece inútil.»: Pueden expresar sentimientos de desesperanza o falta de propósito.«Tengo miedo.»: Sentimientos de ansiedad o miedo irracional hacia situaciones cotidianas.«Me duele el estómago/cabeza.»: Quejas frecuentes de dolores físicos sin causa médica aparente.

Es importante escuchar y prestar atención a estos comentarios, ya que pueden ser indicativos de problemas más profundos. Si alguien cercano a ti expresa este tipo de sentimientos, animarle a hablar con un profesional de la salud mental es un paso crucial.

¿Qué hacer?

Apoyar a jóvenes que muestran síntomas de enfermedad mental es fundamental para su bienestar. Aquí algunas recomendaciones que pueden ser útiles, es importante Escuchar y validar sus sentimientos para ofrecer un espacio seguro en el que se expresen sin juzgar y mostrar empatía. Ser paciente y comprensivo: Entender que la recuperación es un proceso y ofrecer apoyo constante sin presiones Fomentar la comunicación abierta: Anímales a hablar sobre lo que sienten y asegúrate de que sepan que estás ahí para ellos. Establecer una rutina: Ayudarles a mantener una rutina diaria estable puede proporcionarles estructura y seguridad. Promover hábitos saludables: Una alimentación equilibrada, dormir lo suficiente y evitar el abuso de sustancias pueden tener un impacto positivo. Fomentar actividades físicas: El ejercicio regular puede ayudar a mejorar el estado de ánimo y reducir la ansiedad. Educación y sensibilización: Informarse y educarse sobre la salud mental para poder ofrecer un apoyo más efectivo.

Existen varios estudios que analizan los factores de riesgo para la enfermedad mental en jóvenes.

Estos estudios proporcionan una visión detallada de los factores de riesgo y cómo pueden influir en la salud mental de los jóvenes. Si te interesa profundizar más en alguno de estos estudios, te recomiendo revisar los documentos completos disponibles en las bibliotecas universitarias o en bases de datos académicas.

Aquí algunos ejemplos:

  1. «Adolescencia y juventud: Salud mental y análisis de los trastornos depresivos» de Julia Expósito Romero. Este trabajo de fin de grado analiza cómo los cambios biológicos, la presión académica y los factores familiares pueden influir en la salud mental de los jóvenes1.
  2. «Salud mental en jóvenes, dificultades económicas y estigma» de Ana Cristina Laviña Torres. Este estudio cualitativo se centra en cómo las dificultades socioeconómicas y el estigma afectan la salud mental de los jóvenes nacidos entre 1990 y 20042.
  3. «Factores de riesgos psicosocial de la salud mental» de Angulo Angulo, Mónica y Herrera Ocoró, Laura Daniela. Este trabajo de grado investiga los factores psicosociales que inciden en la salud mental de un grupo de jóvenes en la Corporación Juan Bosco3.
  4. Un estudio con más de 700.000 pacientes permite establecer la edad de inicio de los diferentes trastornos mentales

 

Acerca del autor

Octavio Finol

Octavio Finol

Psicólogo en AMAI TLP

Psicólogo clínico doctorado en fundamentos y desarrollo psicoanalítico con master en Psicoterapia psicoanalítica. Especialista EMDR en intervención en Trauma de nivel I y II. Colaborador de diversas asociaciones que favorecen la inclusión social en poblaciones vulnerables.

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