Skip to main content

El mes pasado estuvimos acompañando a Iñigo Allí, diputado de Navarra en el Congreso de los Diputados, en un acto reivindicativo por la prevención del suicidio.

Cada año 3700 personas se suicidan en España, suponiendo 10 muertes diarias y siendo la primera causa de muerte no natural en España, por delante de los accidentes de tráfico.

Sin embargo, a pesar de estas cifras y de que el pasado 8 de noviembre del 2017 este mismo diputado presentase una proposición de Ley exigiendo al Gobierno un Plan Nacional contra el suicidio en España, y de ser aprobado unánimemente, año y tres meses después no ha habido ningún avance significativo.

Fueron unas jornadas conmovedoras, por la diversidad de profesionales y de afectados que allí se congregaron con un propósito común: salvar vidas. “Con que salvemos una sola vida con estas jornadas ya habrá merecido la pena”, pronunciaba Iñigo Allí.

El Dr. Jose Luis Carrasco, Psiquiatra y Jefe de la Unidad de Trastornos de Personalidad del Hospital Clínico San Carlos, estuvo presente también en las jornadas destacando que en la sociedad en la que vivimos está aumentando las condiciones que llevan al suicidio, la llamó “la era del vacío”, en la que sólo se promociona el individualismo y la no comunicación de la debilidad.

Además, habló con gran acierto de la relación entre el sufrimiento y el suicidio, no siendo una relación lineal sino que hay unos mediadores como la soledad, la incomprensión o la desesperanza que es en lo que debemos intervenir.

Desde otra perspectiva, Cecilia Borrás, Presidenta de la Asociación de Supervivientes Después del Suicidio, expresó en primera mano el estigma y el prejuicio que todavía existe sobre un tema como este, enunciando frases tan escalofriantes como “el suicidio es la única muerte interpretable” o que “la vida de los suicidas está destinada a ser contada por el final”.

Destacar, por último, el testimonio y la labor de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado allí representados, uno de los colectivos más afectados, ya que presentan tasas de suicidio 2.5 veces más que en la población general.

Testimonios como el de Sergio Tubio, bombero y experto en intervención en crisis, que nos mostró la sensibilidad y valor humano que hay detrás. Además es esperanzador en cuanto al trabajo incansable que realizan, ya que proponen estrategias como la de formar una unidad para la intervención en conductas suicidas, que actualmente forma en Madrid a más de 1000 bomberos. Todo esto quedó reflejado en su frase de cierre “quien salva una vida salva al mundo entero”.

Por todo esto, es necesario que esta reivindicación sea escuchada y acogida, que podamos trabajar de la mano entre todos los que allí estábamos representados: medios de comunicación, profesionales de la salud, cuerpos y fuerzas de seguridad, políticos y afectados por un futuro mejor. Reflexionando sobre esto nos quedamos con una frase “Dios manda a sus batallas más difíciles a sus mejores soldados”, enunciada por el policía Víctor Navarro.

Es un tema que nos afecta de primera mano ya que entre el 8% y el 10% de los pacientes con Trastorno Límite de Personalidad llegan a consumar el acto suicida, por lo que nuestro trabajo se dirige hacia las líneas de la prevención, dotando al paciente de una estructura, unos recursos y herramientas que puedan evitar ese final. Las personas que se suicidan no quieren morir, sólo quieren dejar de sufrir, por tanto es importante mostrarles que una realidad alternativa es posible.

AMAI TLP

AMAI TLP, es la Asociación Madrileña de Ayuda e Investigación al Trastorno Límite de la Personalidad.