AMAI se había vestido de etiqueta: manteles adamascados, bajilla de porcelana y preciosos centros navideños. El salón estaba preparado para recibir a los invitados como en un cuento de hadas. Los comensales fuimos llegando poco a poco ataviados de nuestras mejores galas, nuestra sonrisa, felices para celebrar la cena de Navidad en familia, nuestra familia de AMAI.
Para sentarnos escogimos nuestro grupo, aunque daba igual, todos pertenecemos a la misma familia; una familia donde no hay trapos sucios, porque los lavamos mejor que nadie; no tenemos que inventar historias para vivir, porque todas son similares, por eso nos entendemos tan bien y además no nos avergonzamos.
La cena empezó con unos entrantes, exquisitos canapés calientes… Mientras, felices hablábamos sobre que hacen nuestros hijos ¡Qué carajo! Dice uno: no van a la universidad y lo caro que nos cuestan; la mía está como “las maracas de Machín”; el mío, hoy no se ha levantado de la cama; pues, la mía no ha entrado en casa…
Así pasamos al segundo plato, unas estupendas tartas de pescado y marisco, regados con un buen vino. Hablamos de los sentimientos respecto a nuestro hijos: el miedo, la confianza, envidia, recelo y quizá el peor de todos la duda, continua, de…Que valientes somos, poder reír esta noche, comentó uno.
Llego el momento de los postres, se nota que la anfitriona es especialista en estos manjares; finas tartas, pastelitos gloria y no podía faltar el turrón, estamos en Navidad. Nosotros escuchándonos, los unos a los otros, que es como más se aprende y todos estábamos de acuerdo que tenemos unos hijos maravillosos y gracias e ellos habíamos pasado una noche estupenda y que seguirían otras. No estamos seguros de cómo vamos a pasar las navidades, pero lo importante es qué nuestros hijos las pasen bien y no le pase nada malo; era el comentario general.
Fue completa la noche, allí estábamos todos, un poco cansados, después de una jornada de trabajo, sin embargo satisfechos de haber pasado una velada con nuestra familia, y como todo es mejorable, el próximo año brindaremos con champán.
Cuando salimos a la calle, sentimos el frio de la noche en nuestras caras; enfrente un cartel luminoso FELIZ NAVIDAD; levantamos la cabeza para mirar hacia el cielo, estaba lleno de estrellas. Nos despedimos con un abrazo.
Para todos FELIZ NAVIDAD y SALUD, PAZ Y AMOR para 2015.
Gerardo Aznar
Teresa Palencia
Mª Angeles Esperanza