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1.¿QUÉ ES UNA ADICCIÓN?

1.1. Concepto

Las adicciones son hábitos de comportamientos peligrosos o de consumo de determinadas sustancias habitualmente conocidas como drogas, de las que no se puede prescindir o resulta muy difícil hacerlo por razones de dependencia psicológica y/o fisiológica.

Hay factores que se tienen en cuenta para dilucidar si existe o no un abuso o dependencia ya sea comportamental o de consumo. Por ejemplo: la intensidad y frecuencia del uso o realización del comportamiento y la cantidad de dinero invertido. O el nivel de interferencia que tiene sobre las relaciones familiares, sociales y laborales de cada individuo. Además, se hacen evidentes conductas compulsivas que alejan a las personas de su comportamiento normal (De la Puente & Balmori, 2007).

En las adicciones, se dan los fenómenos de tolerancia y síndrome de abstinencia que presentan características particulares. La tolerancia es el estado de adaptación caracterizado por una disminución de la respuesta a la misma cantidad de droga o por la necesidad de una dosis mayor para provocar el mismo grado o efecto. Y el síndrome de abstinencia es el conjunto de síntomas y signos psicológicos y fisiológicos que aparecen en una persona dependiente a una sustancia psicoactiva, cuando deja bruscamente de consumirla o la cantidad consumida es insuficiente (Gomez y Serena, 2012).

Siguiendo lo planteado por Gomez y Serena (2012), se entiende a la adicción como un patrón conductual de abuso. Caracterizado por una dependencia apremiante o uso compulsivo y por una gran tendencia a recaer tras su interrupción. Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adicción como “una enfermedad crónica del cerebro que se caracteriza por la búsqueda y el uso compulsivo de sustancias adictivas, a pesar de las consecuencias nocivas” (Guerri, 2012, p. 4).

Actualmente, está claro que las adicciones no se limitan a las conductas generadas por el consumo incontrolable de sustancias (por ejemplo: cannabis, anfetaminas, cocaína, opiáceos, cafeína, nicotina o alcohol). Sino que existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que, en determinadas circunstancias, pueden convertirse en adictivos e interferir gravemente en la vida cotidiana de las personas afectadas.

Como ocurre en las adicciones químicas, las personas adictas a determinada conducta experimentan; cuando no pueden llevarla a cabo, un síndrome de abstinencia caracterizado por un profundo malestar emocional (estado de ánimo disfórico, insomnio, irritabilidad e inquietud psicomotora). Tal como ocurre en el ámbito de las drogas, es difícil que un adicto conductual se considere como tal y acepte el rótulo diagnóstico, por un tiempo prolongado.

Cuando la adicción conductual avanza, los comportamientos se vuelven automáticos, son activados por las emociones e impulsos, con pobre control cognitivo y autocrítica sobre ellos. La persona adicta está ávida de gratificación inmediata y no repara en las posibles consecuencias negativas de esa conducta.

El aspecto nuclear de la adicción conductual no es el tipo de conducta implicada, sino la forma de relación que el sujeto establece con ella. En realidad, al decir de Echeburúa, cualquier actividad normal que resulte placentera para un individuo puede convertirse en una conducta adictiva. Lo esencial del trastorno es que el enfermo pierde el control sobre la actividad elegida y continúa con ella a pesar de las consecuencias adversas de todo tipo que ella produce.

El comportamiento se activa por una emoción que puede oscilar desde un deseo intenso o avidez, hasta una auténtica obsesión. Y esto puede generar un síndrome de abstinencia si se deja de concretarlo. La persona afectada, focalizada totalmente en su adicción específica, se desinteresa por las actividades de tiempo libre que antes consideraba placenteras.

Desde una perspectiva conductual o de la teoría del aprendizaje todas las conductas adictivas se activan al comienzo. Esto ocurre mediante un mecanismo de refuerzo positivo como es el placer experimentado o euforia (high), pero a medida que la conducta se perpetúa, dicho reforzador termina siendo negativo y responde a la necesidad de no experimentar el malestar o abstinencia que experimenta al no llevar a cabo dicha conducta.

Una persona normal puede escribir un mensaje o conectarse a la red por placer o por la funcionalidad de la conducta en sí misma; por el contrario, una persona adicta lo hace para aliviar su disforia o malestar emocional (aburrimiento, soledad, rabia, o excitación).

Sintetizando, algunas conductas normales – incluso saludables- se pueden convertir en anormales según la frecuencia, intensidad o tiempo y dinero invertidos. Vale decir que una adicción sin droga es toda aquella conducta repetitiva que produce placer y alivio tensional, sobre todo en sus primeras etapas, y que lleva a una pérdida de control de la misma, perturbando severamente la vida cotidiana, a nivel familiar, laboral o social, a medida que transcurre el tiempo.

Finalmente, es frecuente la combinación de una adicción conductual con una o más adicciones a sustancias. Así, por ejemplo, el juego patológico se asocia principalmente con el tabaquismo y el consumo abusivo de alcohol.

En resumen, si una persona pierde el control sobre una conducta placentera, que luego se destaca y sobresale del resto de actividades en su vida, se ha convertido en un adicto conductual.

Los síntomas principales de una adicción conductual son:

  • Intenso deseo, ansia o necesidad imparable de concretar la actividad placentera.
  • Pérdida progresiva del control sobre la misma, hasta llegar al descontrol.
  • Descuido de las actividades habituales previas, tanto las familiares, como las académicas, laborales o de tiempo libre.
  • Estas consecuencias negativas suelen ser advertidas por personas allegadas que se lo comunican al adicto, quien, a pesar de ello, no detiene la actividad y se pone a la defensiva, negando el problema que padece.
  • Progresiva focalización de las relaciones, actividades e intereses en torno a la adicción, con descuido o abandono de los intereses y relaciones previos, ajenos a la conducta adictiva.
  • Irritabilidad y malestar ante la imposibilidad de concretar el patrón o secuencia adictiva (abstinencia) e imposibilidad de dejar de hacerlo, pasado un corto período.

 

La dificultad para el afrontamiento de los problemas, la baja autoestima, la impulsividad, la no tolerancia a estímulos físicos o psicológicos desagradables como el dolor o la tristeza o un estado de ánimo depresivo o disfórico. Así como la búsqueda de sensaciones fuertes aumentan la predisposición y la vulnerabilidad para que un sujeto desarrolle una adicción en general y, de esta índole, en particular.

Consumir ciertas sustancias o drogas, produce en el sistema nervioso central un aumento considerable de dopamina, llevando a una sensación de euforia. El aumento de la dopamina, puede generarse además a través de otro tipo de conductas como son el juego problemático, las relaciones sexuales descontroladas o las compras compulsivas.

1.2.Bases neurobiológicas de la adicción

El neurotransmisor más implicado en los circuitos neurobiológicos de las adicciones a sustancias es la dopamina. Todas las drogas interfieren en mayor o menor medida sobre un circuito neuronal de recompensa denominado “Sistema Dopaminérgico Mesolímbico”, el cual proporciona sensaciones placenteras a los comportamientos adictivos. Este sistema se sitúa principalmente en las estructuras más antiguas del cerebro, por lo que no es accesible al procesamiento consciente o voluntario (Stahl, 2008).

En el trabajo realizado por Ruiz Contreras et al. (2012) se destacan importantes regiones cerebrales en el sistema de motivación-recompensa. Entre las cuales el Área Tegmental Ventral (ATV) presenta una gran densidad de neuronas dopaminérgicas que proyectan a otras regiones como el Núcleo Accumbens (NAc), la amígdala, el núcleo cama de la estría terminalis, el área septal lateral, la corteza prefrontal y el hipotálamo lateral. Además de la dopamina, otros neurotransmisores involucrados en la comunicación entre estas regiones cerebrales incluyen a la serotonina, la acetilcolina, el glutamato, el GABA, y neuromoduladores como los endocanabinoides y las endorfinas. Todos estos sistemas se alteran en la adicción.

Hay diversas sustancias naturales y actividades que tienen propiedades reforzadoras positivas que inciden en los centros de recompensa. Tales como la comida, bebida, comportamientos sexuales, entre otros. De acuerdo a Domjan (2011), el reforzador ha sido definido como cualquier estímulo que incremente la probabilidad de repetición de una conducta. Los trabajos muestran que las drogas de abuso sirven como reforzadoras positivas y la diferencia con los reforzadores naturales es que estos acceden al sistema de recompensa mediante las vías sensoriales. Mientras que las drogas de abuso estimulan directamente dicho circuito, creando una señal que indica falsamente la llegada de un beneficio adaptativo. Esto provoca que haya un aumento de la frecuencia del consumo y un mayor desplazamiento de las conductas adaptativas (Tirapu et al., 2004).

Para poder establecer una adecuada relación entre las adicciones a sustancias y las comportamentales, el estudio realizado por Bahamon (2006) en relación a los circuitos de recompensa presentes en la ludopatía aporta información relevante. Define a la ludopatía como un “comportamiento de juego persistente, recurrente y desadaptativo, caracterizado por el impulso o la necesidad de jugar” (Bahamón, 2006, p. 382) y menciona que puede ser definida como una “pérdida de control con respecto al juego y por el establecimiento de una relación de dependencia”.

Propone que el jugador patológico presenta un fracaso crónico y progresivo en resistir los impulsos a jugar, y que las conductas de juego derivadas interfieren negativamente en la consecución de los objetivos personales, familiares y/o profesionales (Fernández- Montalvo & López- Goñi, 2010).

Siguiendo lo propuesto por Bahamón (2006), se puede clasificar a este trastorno como un problema básicamente de adicción, ya que en el juego patológico se ha demostrado que existe tolerancia, abstinencia y craving (deseo intenso e irrefrenable que conduce al individuo a abandonar la abstinencia).

1.3.Tipos de comportamientos adictivos

Además del consumo de sustancias psicoactivas, existen adicciones a procesos:

  • adicción al sexo
  • adicción al juego : ludopatía
  • adicción a la pornografía
  • adicción a la televisión
  • adicción al deporte
  • adicción a las nuevas tecnologías : tecnofilia
  • adicción al teléfono : nomofobia
  • adicción al trabajo : trabajolismo
  • adicción a internet

2. EL TRASTORNO LIMITE DE PERSONALIDAD

2.1. Concepto

Trastorno de Personalidad Límite (DSM V) se caracteriza por un patrón dominante de inestabilidad en las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos, e impulsividad intensa, que comienza al principio de la edad adulta y se manifiesta en diferentes contextos, por 5 o más de los hechos siguientes:

  1. Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado (no incluye el comportamiento suicida ni de automutilación que figura en criterio 5).
  2. Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas que se caracteriza por una alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.
  3. Alteración de la identidad: inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo.
  4. Impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente autolesivas (e.g. gastos, sexo, drogas, conducción temeraria, atracones alimentarios).
  5. Comportamientos, actitud o amenazas recurrentes de suicidio, o comportamiento de automutilación.
  6.  Inestabilidad afectiva debida a una reactividad notable del estado de ánimo (e.g. episodios intensos de disforia, irritabilidad o ansiedad que generalmente duran unas horas y, rara vez, más de unos días).
  7. Sensación crónica de vacío.
  8. Enfado inapropiado e intenso, o dificultad para controlar la ira (e.g. exhibición frecuente de genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
  9. Ideas paranoides transitorias relacionadas con el estrés o síntomas disociativos graves.

2.2. El trastorno límite de la personalidad y la adicción

El trastorno límite de personalidad tiene características de personalidad o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad psicológica a las adicciones: la impulsividad; la disforia, la intolerancia a los estímulos displacenteros, tanto físicos (dolores, insomnio o fatiga) como psíquicos (disgustos, preocupaciones o responsabilidades). Y la búsqueda exagerada de emociones fuertes; si comprueba que puede obtener recompensas inmediatas, si cuenta con algún tipo de adicción disponible que lo complazca particularmente, corre el riesgo de volverse adicto.

Estar sometido a circunstancias adversas en lo cotidiano (fracaso escolar, frustraciones afectivas,bullying, o competencia desmedida). O el ser impulsado por el grupo de pares con quienes se identifica, o una sensación de vacío existencial (aislamiento social o falta de objetivos) son todos factores que pueden desencadenar el cuadro adictivo. De este modo, más que de perfil de adicto a las nuevas tecnologías, hay que hablar de una persona propensa a sufrir adicciones de cualquier tipo.

Generalmente esto sucede debido a que las personas que sufren de TLP están buscando estímulos nuevos constantemente que sean placenteros en primera instancia pero que saben que posteriormente sus consecuencias serán mucho peores.

Utilizan la adicción como forma de reducir el estrés y también los distintos ataques de ira que se generan con frecuencia en personas que sufren de TLP.

Cuando hay mucha impulsividad en la persona, lo que sucede es que hay unos desequilibrios importantes de serotonina y por ello es que quieren recurrir al consumo de estas sustancias con el fin de poder llenar esos vacíos en sus vidas y ese tipo de acciones y sentimientos que no pueden controlar.

Una persona con adicciones en el TLP tiene que aplicar un tipo de tratamiento específico y global que no sólo trate las adicciones en general sino que vaya en consecuencia con el tratamiento propio del trastorno de límite de la personalidad.

Si no se aplican tratamientos para ambas cosas, se corre el riesgo de que exista una recaída por la adicción y por ende que también haya una recaída en el tratamiento de TLP.

3. BIBLIOGRAFÍA

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Fernando Sánchez

Fernando es el Coordinador del Equipo Clínico en AMAI - TLP, es psicólogo general sanitario. Posee un Máster en Psicología Clínica y Psicoterapia. Pertenece a la Sociedad Española de Psicología Analítica. Es especialista en el tratamiento de de Trauma psíquico y desarrolla Terapia sensoriomotriz del trauma en el Instituto de Psicoterapia Sensoriomotriz. Es terapeuta EMDR en la Asociación EMDR España.

2 Comentarios

  • Lorena Martinez Bembin dice:

    Buenas noches, mi nombre es Lorena, mamá de Benjamin, diagnosticado con patología dual. Somos de Chile y lamentablemente no ha podido recibir tratamiento para tlp, ya que acá en Chile, exigen que el paciente debe estar recuperado de la adicción. Cómo se va a recuperar mi hijo, si no recibe tratamie ti para tlp y no sabe como controlar sus impulsos por consumir sustancias?? Estamos desesperados, él quiere sanarse, pero no sabemos cómo ayudarlo. Actualmente está internado en un centro de rehabilitación, ingresó de forma voluntaria. Pero, acá eb Chile, hay pocos profesionales con los conocimientos necesarios para su patología. Ha estado en tratamiento con muchos psicologos y psiquiatras, desde los 12 años, actualme tr tiene 21 años y ya no sabemos qué hacer. Cómo ayudarlo. Quedo atenta a su Rp. Agradecida de antemano. Lorena . Les dejo mi teléfono +56957685340

    • Raquel Zarzalejos dice:

      Buenos días Lorena, lamentablemente entendemos tu situación y sabemos que es difícil dar con profesionales especializados en este tipo de Trastorno. Por favor, ponte en contacto con nosotros mediante correo electrónico: amai@amaitlp.org o bien puedes rellenar el formulario que encontrarás en la página principal para poder pedir una primera entrevista online y gratuita donde podremos explicarte el funcionamiento de la Asociación sin compromiso ninguno. Te dejo el enlace: https://www.amaitlp.org/. Un saludo enorme.