Acerca del TLP

El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es un Trastorno Mental grave que afecta a entre el 2 y el 5% de la población.

Se trata de una patología de la inestabilidad y del impulso, que da la cara en la preadolescencia y suele diagnosticarse en la edad adulta; ya que se estima que la personalidad no llega a formarse hasta los 18 años de edad, por tanto, que aparezcan síntomas en la adolescencia no significa que se llegue a desarrollar. Sin embargo, es importante prestar atención a rasgos y síntomas que puedan aparecer en edades tempranas para poder hacer una prevención eficaz.

Diagnóstico del Trastorno Límite de la Personalidad

Para hacer un diagnóstico de Trastorno Límite de la Personalidad, la persona debe presentar 5 de los 9 criterios que existen contemplados en el manual diagnóstico DSM V. Esos criterios son:

Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado

Es decir que ante el miedo (imaginado o real) o ante el abandono, las personas con Trastorno Límite a veces utilizan herramientas desesperadas para evitar ser abandonados como pueden ser amenazas de muerte o de autolesión.

Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas

Se caracteriza por un cambio entre los extremos de idealización -es decir, una profunda admiración, cariño, etc.- o la devaluación, que sería todo lo contrario.

Inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo

Significa que muestran dificultad para describirse a sí mismos. Si pides que busquen una imagen de ellos mismos, suele aparecer una imagen difusa. No saben qué les gusta o qué proyectos quieren desarrollar, porque no saben quienes son.

Impulsividad en dos o más áreas y que son dañinas/autolesivas

Un ejemplo de estas áreas de impulsividad pueden ser gastos sin control, sexo, consumo de drogas, conducción temeraria o atracones alimentarios.

Comportamiento, actitud o amenazas recurrentes de suicidio

También comportamientos de automutilación. (Aunque cabe destacar que este criterio no es imprescindible para realizar el diagnóstico)

Inestabilidad afectiva referida a cambios constantes en el estado de ánimo

Episodios intensos de irritabilidad o ansiedad que generalmente duran unas horas y, rara vez, más de unos días, que ‘desaparecen’ sin razón aparente.

Sensación crónica de vacío

Muchos lo expresan como un agujero en el pecho e incluso lo llegan a confundir con aburrimiento.

Ira inapropiada e intensa, o dificultad para controlarla

Como por ejemplo las explosiones de rabia, romper o tirar cosas o las peleas físicas.

Ideas paranoides transitorias relacionadas con el estrés

Síntomas disociativos graves como amnesias en las que llegan a perder la noción del espacio o del tiempo, o con síntomas de tipo vasovagal como desmayos. Es decir, el paciente puede presentar sensación de que los demás le observan, hablan de ellos o que les persiguen, incluso alucinaciones auditivas en forma de voces pero son breves en el tiempo y circunscritas a momentos de estrés.

Causas del Trastorno Límite de la Personalidad

Aunque no están determinadas completamente, es probable que sean una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales.

Factores biológicos/genéticos

Dentro de los factores biológicos habría que destacar los factores genéticos y los de la neuroanatomía.

Dentro de la investigación genética se ha demostrado cierta heredabilidad, el 35% en gemelos monocigóticos y el 15% en dicigóticos (Torgensen, 2000). Además existe una línea de investigación sobre los genes implicados en la serotonina (neurotransmisor que regula los estados de ánimo y reduce la agresividad), en esta línea se ha mostrado una relación existente entre la agresión impulsiva y la actividad serotoninérgica reducida.

Dentro de la investigación en neuroanatomía destacan la realizada sobre el lóbulo frontal y la amígdala. El lóbulo frontal de pacientes con diagnóstico de TLP tiene un volumen significativamente reducido, concretamente un 6,2 (Lyoo et al, 1998) lo que explicaría los síntomas impulsivos y anomalías cognitivas que son funciones de esta región.

En cuanto a la amígdala, se ha demostrado que presenta un volumen bilateral reducido, Driessen (2000) afirma que podría ser un 16% más pequeña en mujeres con TLP y trauma prematuro, sugiriendo que las experiencias traumáticas pueden generar cambio en esta estructura.

Sin embargo ninguna de las investigaciones ha resultado concluyente por lo que lo que se deduce es que los pacientes con este diagnóstico pueden haber nacido con una vulnerabilidad genética que se observa en sistemas cerebrales deficientes en la regulación de impulsos y la afectividad.

Factores ambientales

Dentro de la perspectiva psicodinámica destacan autores que atribuyen la patología límite a un conflicto entre la autonomía del niño y el deseo del cuidador por mantener la proximidad, un conflicto que generaría una ambivalencia tan intensa que no permitiera consolidar la propia identidad del niño.

Y autores tan destacados como Otto Kernberg que considera que el trastorno tiene su origen en la subfase de reacercamiento dentro de la de fase de separación-individuación, entre los 16-30 meses. En ese momento el niño no interioriza la presencia de la madre como constante, temiendo que las separaciones terminen con la desaparición de la misma. Eso generará que esa ansiedad por separación sea revivida en la adultez por falta de imágenes internalizadas estables de apego, lo que generará regresiones a estados del yo más primarios.

 

Teoría del apego

Bowly (1988) define la conducta de apego como una propensión instintiva, mostrada por los humanos y otras especies superiores, a buscar seguridad en la cercanía a un individuo específico percibido como protector, en situaciones donde se dispara el miedo u otros sentimientos asociados con la percepción de vulnerabilidad.

Hay cuatro estilos de apego:

  1. el seguro
  2. el inseguro evitativo
  3. el inseguro ambivalente
  4. el desorganizado

El inseguro ambivalente y el desorganizado son los que se relacionan con el TLP. En el apego ambivalente el niño desarrolla ansiedad e incertidumbre sobre cuándo poder depender o no de sus padres porque no están seguros de lo que pueden esperar. Esta ambivalencia crea una inestabilidad en la relación padre-hijo que continuará en futuras relaciones. Este tipo de apego se relaciona con TLP sin rasgos disociativos.

En el apego desorganizado, las conductas de los padres son fuentes de miedo en el niño o desorientación y sus necesidades no son satisfechas. Este tipo de apego se relaciona con el TLP con sintomatología disociativa. Basándose en los estudios de Winnicott y Bowlby, Peter Fonagy postuló que el fallo de los cuidadores a la hora de responder a los estados mentales del niño era la causa de sus futuras dificultades para conocerse a sí mismo y empatizar con los demás.

Esto produciría en estos sujetos una dificultad para mentalizar que lo haría vulnerable de padecer un Trastorno Límite (Gunderson, 2009). Con el concepto mentalizar, Fonagy se refiere a interpretar los estados mentales subyacentes (intenciones, sentimientos y pensamientos) de los comportamientos propios y de los demás (Rodríguez y Murias, 2006; Mosquera y González, 2011). Esta problemática del cuidador hacia la futura persona con Trastorno Límite de la Personalidad, explican Mosquera y González (2011) se daría por una relación de apego inestable y caótica generadora de un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas.

Terapia y posibilidades de mejora

La mayoría de las personas con TLP mejoran después del diagnóstico y un tratamiento eficaz y continuado

Mejoran al conocer su diagnóstico ya que esto les permite tener un mayor conocimiento y psicoeducación sobre lo que les ocurre y abre las puertas a realizar un tratamiento especializado que es la clave de la recuperación.

Para que ese proceso pueda darse las claves son una buena vinculación con el terapeuta para que se genere el setting terapéutico adecuado y un compromiso firme así como una buena adherencia por parte del paciente.

Comorbilidad

El diagnóstico del Trastorno Límite de la Personalidad es algo complejo ya que abarca todo el espectro de la patología y por eso la mayoría de pacientes son diagnosticados con otros trastornos mentales antes de llegar al diagnóstico de Trastorno Límite de la Personalidad o presentan múltiples diagnósticos de manera simultánea. Los diagnósticos más frecuentes con los que llegan a consulta son Trastornos de conducta alimentaria, trastorno por consumo, diferentes cuadros de ansiedad o trastorno bipolar.

En este último caso, se conoce que se han diagnosticado de manera conjunta entre un 8 y un 18% de los casos, ya que ambos diagnósticos comparten como síntoma principal la inestabilidad afectiva, además comparten otros como la impulsividad o la tendencia al suicidio. Sin embargo, la inestabilidad afectiva en el Trastorno Límite de la Personalidad se describe como cambios de humor mucho más rápidos y menos duraderos, en el Trastorno Bipolar en cambio, pueden durar semanas o incluso meses.