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La impulsividad es un constructo que puede adoptar distintas definiciones, aunque en el presente artículo se optará por la de Dickman. Este autor, la entiende como la tendencia a actuar con una menor premeditación y planificación en comparación con otras personas que sí presentan estas habilidades. 

Investigaciones sobre la impulsividad

Tajima et al. (2009) han encontrado que la impulsividad en los pacientes con TLP está relacionada con una alteración en la sustancia blanca frontal y lesiones de la corteza orbito-frontal. Cuyas consecuencias se hacen patentes en los comportamientos desinhibidos o socialmente inapropiados y la acentuada inestabilidad emocional que estos pacientes presentan. Adicionalmente, los circuitos de la sustancia blanca conectan la corteza orbito-frontal a otras áreas frontales: el cíngulo anterior, la amígdala y los ganglios basales; por tanto, una variación de estos circuitos neuronales se vincula a la impulsividad y desregulación emocional (Tajima, Díaz-Marsá, Montes, García-Andrade, Casado, y Carrasco, 2009). 

 

Otras líneas de investigación

Siguiendo la línea de estos autores, otro grupo de investigadores (Schmahl y Bremner, 2006) ha hallado que la impulsividad se vincula a una hipoactividad en el córtex orbito-frontal y en la corteza cingulada anterior, las cuales juegan un papel crucial en el control inhibitorio. También concluyeron que una baja capacidad para sintetizar serotonina en los circuitos cortico-estriatales puede contribuir a un desarrollo de conductas impulsivas en personas con TLP. Además de estos circuitos, el área fronto-límbica, que está compuesta por la corteza cingulada anterior, el córtex orbito-frontal y dorsolateral prefrontal, el hipocampo y la amígdala, parece estar también involucrada en la neurotransmisión disfuncional de la serotonina. No obstante, la serotonina no es el único neurotransmisor que está involucrado en este trastorno. 

Soloff et al. (2008) concluyeron que las personas impulsivas con TLP presentan una menor absorción de la glucosa de manera bilateral en las regiones corticales mediales-orbitales en comparación con los sujetos del grupo control. En contraste, en lo que respecta a las concentraciones de materia gris en las regiones bilaterales de la corteza frontal, dorsal y medial, extendiéndose posteriormente a la corteza parietal y premotora del hemisferio derecho, encontraron que los sujetos con TLP presentan mayores concentraciones en estas áreas.

Más aún, respecto a la regulación del comportamiento impulsivo, los estudios realizados con la técnica de Tomografía por Emisión de Positrones (TEP) demostraron que hay un hipometabolismo y una reducida respuesta a los agonistas serotoninérgicos en las siguientes áreas, las cuales están involucradas en en el control inhibitorio: el córtex prefrontal especialmente la orbito-frontal y la ventromedial, y ciertas conexiones con otros circuitos corticales y límbicos. 

 

Conclusión

En resumen, el córtex temporal-medial presenta extensas conexiones con la corteza prefrontal orbital y ventromedial, las cuales contribuyen a la regulación emocional y el control de impulsos. La amígdala se encarga de examinar las expresiones faciales y las emociones en situaciones sociales, especialmente las de carácter negativo, y genera el miedo y la ansiedad en respuesta a la amenaza. En situaciones estresantes, el complejo hipocampal-amigdalino modula y regula la expresión de las respuestas de miedo. Por consiguiente, una pérdida del control inhibitorio en estas regiones tiene como consecuencia la aparición de respuestas desinhibidas de miedo, enfado y comportamientos impulsivos/agresivos, respuestas características del TLP. Con todo ello, es de especial importancia proseguir con estas investigaciones, con la finalidad de determinar las regiones cerebrales implicadas en la sintomatología propia del TLP, profundizando tanto en el origen del trastorno como en la implantación de nuevas estrategias terapéuticas. 

 

Bibliografía

  • Schmahl, C., & Bremner, J. D. (2006). Neuroimaging in borderline personality disorder. Journal of psychiatric research, 40(5), 419-427. 
  • Sebastian, A., Jacob, G., Lieb, K., & Tüscher, O. (2013). Impulsivity in borderline personality disorder: a matter of disturbed impulse control or a facet of emotional dysregulation?. Current psychiatry reports, 15(2), 1-8. 
  • Soloff, P., Nutche, J., Goradia, D., & Diwadkar, V. (2008). Structural brain abnormalities in borderline personality disorder: a voxel-based morphometry study. Psychiatry Research: Neuroimaging, 164(3), 223-236.
  • Tajima, K., Díaz-Marsá, M., Montes, A., García-Andrade, R. F., Casado, A., & Carrasco, J. L. (2009). Estudios de neuroimagen en el trastorno límite de la personalidad. Actas Espanolas de Psiquiatria, 37(3).
AMAI TLP

AMAI TLP, es la Asociación Madrileña de Ayuda e Investigación al Trastorno Límite de la Personalidad.