Se estima que el 9% de la población española padece en la actualidad una enfermedad mental. La falta de atención es una queja constante del colectivo.
Madrid, 30 de noviembre de 2018
Sobre las 19:00h de este jueves la Asociación Madrileña de Ayuda e Investigación del Trastorno Límite de la Personalidad (AMAI-TLP) realizó una llamada al servicio de emergencias: la ambulancia nunca llegó.
No era la primera vez que AMAI-TLP, especializada en la atención de personas con Trastorno Límite de la Personalidad -una enfermedad mental grave y duradera- llamaba a los servicios de emergencia. En esta ocasión lo hizo para poder ofrecer atención a uno de sus usuarios que se presentó en la sede del centro con ideas autolíticas y suicidas tras un conflicto familiar y que, a pesar de los esfuerzos de los profesionales del centro, no parecía mejorar.
“Cuando un paciente tiene este tipo de ideas en nuestro centro, es una alerta que no podemos ignorar, ya que las personas con Trastorno Límite tienden a realizarse autolesiones como mecanismo de defensa propio de la enfermedad”, explica Teresa Oñate presidenta de la Asociación. “Lo primero que hacemos es intentar contener la situación con nuestros profesionales, pero lo cierto es que en algunas ocasiones se necesitan medidas más urgentes y apoyo clínico y es en estos casos cuando acudimos a los servicios de emergencia”, añade.
La ayuda que no llegó
Juan* había llegado a la Asociación muchas horas antes del horario en el que se le esperaba para uno de los talleres que se realizan en el centro tras haber tenido un desencuentro con su padre, situación que le conmocionó y por la que empezó a tener una ideación suicida.
La situación de Juan fue supervisada por AMAI-TLP desde el principio, pero fue en el taller cuando comenzó la intervención y miembros del equipo de psicólogos decidieron que dadas las circunstancias lo mejor era llamar al 112.
A las 19:00h se llama, se explica la situación y se procede a activar el protocolo de emergencias que según explicaron sería asumido en una primera instancia por el SUMMA; sin embargo, no fue hasta las 21:15h cuando la unidad llegó a la sede de AMAI-TLP.
“Nos encontramos ante situaciones en las que una reacción a tiempo puede salvar una vida. Especialmente en enfermedades como el Trastorno Límite, actuar con rapidez en estos casos es importante, ya que nos encontramos a personas con un alto grado de impulsividad”, explica Ana Cabadas, psicóloga de AMAI-TLP y experta en Trastorno Límite.
Durante las más de dos horas de espera, el estado de Juan era aún delicada a pesar de que el trabajo de los profesionales de la Asociación había ayudado al manejo de la situación. Una vez que el SUMMA atendió a Juan, decidió que lo mejor era que fuese el SAMUR que cuenta con ambulancia y dos técnicos quienes se hiciesen cargo de la situación. Se contactó con el SAMUR sobre las 21:30h, aunque ni la ambulancia, ni los técnicos llegaron.
Desprotegidos
Desafortunadamente el caso de Juan no parece ser aislado. Las quejas de Asociaciones, colectivos de pacientes y de familiares, entre otros, en torno a la atención de los casos de salud mental en el sistema sanitario son una constante.
Según explica AMAI-TLP hay muchos casos en los que las personas con Trastorno Límite no reciben atención terapéutica a través de la Seguridad Social sino cada tres meses, cuando el recomendable para estos casos es una supervisión constante con sesiones semanales. Adicionalmente, se encuentran muchos casos en los que los servicios de emergencia se enfocan en la atención médica o farmacológica y dejan de lado la atención integral del paciente sin incluir, por ejemplo, la atención psicológica.
Ante esta situación hay diferentes regiones de España que han realizado acciones para mejorar el panorama de la atención de personas con enfermedad mental. Por ejemplo, Madrid ha actualizado este año su Plan Estratégico de Salud Mental 2018 – 2020 en el que se contempla, entre otros muchos, la atención integral de las personas con enfermedades mentales.
Sin embargo, casos como el de Juan son un indicador de que aún hay trabajo por hacer. “Da la sensación de que los servicios de emergencia se ‘quieren lavar las manos’ en los casos de salud mental y al final, estas personas terminan por no ser atendidas”, asevera Teresa Oñate.
Juan está tutelado por el AMTA (Agencia Madrileña para la Tutela de Adultos), entidad que está adscrita a la Consejería de Asuntos Sociales por lo que es inevitable preguntarse: si esto le pasó a Juan estando en una Asociación y con la tutela de la Comunidad de Madrid, ¿qué le puede esperar al resto de personas con una enfermedad mental ante un caso de emergencia?
*Nombre modificado