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Uno de los aspectos importantes en el tratamiento para la mejoría sintomática de las personas que sufren los síntomas del trastorno de la personalidad límite, es el apoyo social y familiar.

Siempre es importante incluir a los familiares en el proceso para contribuir a crear un entorno adecuado que ayude a contener la sintomatología de los pacientes.

Aspectos como la estructura, el recogimiento, la tolerancia, la firmeza, y la consistencia en el contexto favorecen las nuevas formas de relación necesarias para modificar los comportamientos conflictivos que muchas veces se padecen. 

¿Porqué es importante?

Por ello, se entiende que el contexto en el que se desenvuelve la persona con esta sintomatología, es muy importante tanto para el mantenimiento de los comportamientos negativos como para el cambio de dichos comportamientos. En ocasiones la familia está ausente, muchas circunstancias pueden  ocurrir para en algún momento de la vida la persona que sufre se vea sola y desamparada sin el apoyo familiar que contribuya en su mejoría. 

Dada la importancia de la red social en nuestro desarrollo personal, se han creado dispositivos que provean del soporte social necesario para cambiar la perspectiva acerca de la soledad y el desamparo que afecta mucho a las personas que comparten este diagnóstico.  Tanto asociaciones, como centros de día, grupos de apoyo mutuo, voluntariados, son espacios en los que se pueden establecer lazos afectivos cercanos desde un marco diferente a lo acostumbrado y que favorecen los cambios necesarios que disminuyen el sufrimiento.

¿Qué se favorece?

Estos espacios favorecen interacciones cooperativas, apoyo emocional, información sobre nuevas formas de funcionamiento, compartir experiencias y no sentirse solo en el mundo, es una alternativa al apoyo familiar tradicional, y que apoyado por expertos potencia el cambio.

 

Conclusión

El trabajo terapéutico individual debe incorporar en el plan de tratamiento un compromiso por la búsqueda de espacios de interacción social saludables, que   minimicen los sentimientos de injusticia y rabia hacia un mundo que sienten como hostil y que le ha hecho mucho daño, disminuir los comportamientos defensivos que están justificados muchas veces por el miedo, aumentar  la confianza en los otros y experimentar sensación de pertenencia, recogimientos y aceptación que quizás hayan faltado a lo largo de la vida.